¡Ah, qué privilegio!
Obispo, ¡buen día!
Cuando escucho hablar de las grandiosas cosas que nos han sucedido, mi alma suspira de gozo y mucha alegría.
Una de esas cosas fue la Vigilia de las Vestiduras Blancas ¡Qué madrugada gloriosa e inolvidable! Sinceramente, sé que no somos dignos de tan gran privilegio, pero el amor de Dios nos ha permitido disfrutar de un banquete espiritual inestimable: el Ayuno de Jesús, la mayor Hoguera Santa de Israel, la Vigilia de las Vestiduras Blancas, la Vigilia del Avivamiento y, finalmente, la inauguración del Templo de Salomón.
Caramba… ¡Todo eso junto de una sola vez!
Es como un plato lleno que contiene todos los nutrientes necesarios para nuestro organismo, una verdadera vitamina de la A a la Z, ¡y quien la toma queda más que fuerte! En estos tiempos, solo no queda fuerte quien no quiere.
¿No es un inmenso privilegio?
En todas esas cosas podemos darnos cuenta de la grandeza, amor y cuidado de nuestro Dios por nosotros, pero sobre todo, percibo la extrema necesidad de estar con nuestra vida entera en el Altar, pues en realidad, todo ese cuidado significa algo mucho mayor, valioso y eterno: la Salvación de nuestra alma.
Al recordar mi vida de hace algunos años, casi no puedo creer que hoy puedo tener acceso a la presencia de Dios en cualquier momento, todo gracias a la fe que aprendí en la Iglesia Universal del Reino de Dios. Fe esa que cambió y ha cambiado la vida de todos los que la practican.
Quién diría que aquella joven de hace 4 años atrás, llena de sufrimiento y perturbaciones, que vivía en el lesbianismo, no dormía, en fin, no tenía ni siquiera una razón para vivir, podría hoy, ya con la vida transformada, entrar en el Templo que vio por primera vez solo en imagen en la “Folha Universal”, incluso antes del comienzo de su construcción.
La imagen de aquel lindo Templo era la tapa de la “Folha Universal” en ese tiempo (hace 4 años) y me fue entregada por mi tío, que solo dijo lleno de alegría: “¡Mira lo que vamos a construir!”
Y claro, en ese momento, el espíritu inmundo que antes habitaba en mí repugnó completamente aquello, pero me vi obligada a reconocer que allí había algo diferente que yo todavía no conocía. En aquel momento, sucedió algo inexplicable con solo mirar esa imagen. Tanto es, que jamás me olvido de aquel día.
Yo no me lo imaginaba, pero poco tiempo después me convertiría, sería liberada, nacería de Dios y tendía mi vida transformada… Hoy, exactamente 4 años después, estoy como obrera que será consagrada en el Templo de Salomón. Ah… no lo puedo creer, ¡pero es verdad!
Mi Dios, ¡qué altísimo privilegio!
Antes podía estacionar el auto exactamente frente a una Universal, que para mí era como si no hubiese nada allá, pero apenas vi la imagen del Templo antes del comienzo de la construcción y pude ver la Gloria de Dios.
Durante esos cuatro años, mi vida fe levantada, pero ahora después de su inauguración, se que existe mucho más por suceder.
Como obrera, confieso que no comencé bien. Cometí muchos errores, pecados, y pensaba que servía a la Institución Universal y a sus pastores. Pensaba que el hombre tenía que ver mi trabajo, ¡qué engaño!
Recordando mi comienzo, tengo incluso vergüenza, pero Dios me cuidó a lo largo de esos años, y me dio un enorme regalo especialmente el día 20 de junio y en el transcurso de todos esos días.
Mi vida está limpia, los pecados del pasado quedaron atrás, la expectativa del levantamiento de una nueva obrera sucedió. Hay un nuevo corazón, una nueva mente, en fin, está todo como una hoja en blanco. Fue y es difícil, pero por medio de la fe y del sincero corazón tenemos el acceso a la presencia de Dios, y Él, a Su vez, tiene Su Trono garantizado en nuestros corazones.
Hoy, veo la foto del Templo ya construido todas las noches y siempre me emociono. No solo por la grandiosidad de la obra en sí, sino, por encima de todo, por lo que ella representa en este mundo: ¡SALVACIÓN Y TRANSFORMACIÓN de vidas a nivel UNIVERSAL! Representa millares de nuevos templos levantados y esparcidos por la Tierra, los cuales, a través del Sacrificio, mostrarán la Gloria de Dios. Esos nuevos templos somos y seremos cada uno de nosotros! Jajaja, ¡es muy fuerte!
Anhelo por el día que está llegando… Mi entrada en el Santo de los santos, ¡en la fe de lo extraordinario! ¡Va a suceder! ¡Va a ser maravilloso!
Ante todo esto, ¡alabo y agradezco a nuestro grandioso Dios!
Gracias a Dios por la fe, por la Universal y por la vida de cada uno de ustedes que, como verdaderos padres, se han dado por cada uno de nosotros y nos cuidan aún sin habernos visto nunca.
Quien es llamado y escogido entiende la magnitud de todos estos acontecimientos que estamos viviendo.
Y es para todos los que creen.
¡Muchas Gracias obispo!
Nathália de Araújo Carvalho – Brasilia – DF