Sentar e calcular
La Palabra de Dios es Espíritu y Vida. Sin embargo, la letra, aislada, mata. Un versículo fuera de contexto puede hacer que usted se equivoque al punto de tomar el camino opuesto al que debería y poner en riesgo incluso su propia salvación. Por eso, es importante entender lo que la Palabra de Dios dice y – principalmente – buscar el Espíritu de Dios, para que la Palabra sea viva.
Por ejemplo, cuando el Señor Jesús dice: Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar Lucas 14:28-30, muchos entienden que Él está enseñando que la persona mire la situación y calcule, humanamente, si puede o no terminar lo que está queriendo comenzar. E incluso usan esto para criticar el sacrificio y la visión de la fe. Pero, si leemos todo el fragmento, colocando estos versículos dentro del contexto, una nueva y extraordinaria realidad se abre para los que quieren seguirlo.
Grandes multitudes iban con Él; y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a Mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser Mi discípulo. Y el que no lleva su cruz y viene en pos de Mí, no puede ser Mi discípulo. Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla? No sea que después que haya puesto el cimiento, y no pueda acabarla, todos los que lo vean comiencen a hacer burla de él, diciendo: Este hombre comenzó a edificar, y no pudo acabar. (…) Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee no puede ser Míu discípulo. Lucas 14:25-30;33
El Señor Jesús estaba haciendo una comparación, para mostrar las condiciones de seguirlo. La torre es la vida de quien quiere ser Su discípulo. Antes de comenzar la construcción de cualquier cosa que usted quiera con Dios, es necesario "sentarse y calcular", es decir, renunciar a todo lo que tiene. Sacrificar. Esta es la planificación. Esta es la preparación. Esto es inteligencia.
Si usted quiere construir su vida con Dios, primero se sienta para verificar si ya renunció a todo lo que tiene, inclusive a su vida y a su tendencia a depender de los demás y de los recursos de este mundo. Caso contrario, no va a lograr concluirlo, no va a lograr. En el Reino de Dios, el sacrificio es el medio para concluir lo que se pretende construir.
Gracias a Dios, el obispo Macedo no interpretaba erróneamente este versículo. Si él fuera a sentarse y a calcular de la forma como el mundo lo entiende, el Templo jamás habría salido del papel. La construcción comenzó humanamente sin recursos para su conclusión, y fuimos supliendo con el pasar del tiempo. Pero desde el comienzo existían los medios para concluir – a causa de la renuncia de todo. La obra fue fundamentada en el sacrificio, creció en el sacrificio y fue concluida con el sacrificio.
No se preocupe por sus condiciones humanas. No piense que usted no va a ser nadie por no tener estudios, por no tener diplomas, por no tener dinero, por su edad, por el color de su piel, por su capacidad física. En el Reino de Dios, la condición es el sacrificio. Después de que usted planeó, es decir, después de que sacrificó, entonces, toma una actitud basada en lo que usted cree. El Señor Jesús no podría haber dejado eso más claro.
El evangelio de las puertas anchas lleva directo al infierno. El Camino que nos fue propuesto a seguir es estrecho, de sacrificio tras sacrificio. Es un camino de textos duros, enteros, que no siempre agradan a nuestra alma, pero que traen vida a nuestro espíritu. Jesús no dijo: "cualquiera de vosotros que no renuncia a algunas cosas que posee". Él dijo: "cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee". Y los religiosos a quienes esto les parece malo, reclámenle a quien escribió la Biblia. La realidad de la verdadera fe cristiana está muy clara. Quien se dice discípulo de Cristo, pero huye del sacrificio, está engañándose a sí mismo.