La persona que cree debe seguir una secuencia establecida por Dios para tener una vida transformada. Primero, debe arrepentirse, después, bautizarse en las aguas y, luego, recibir el bautismo con el Espíritu Santo.
Cada persona que pasó por las aguas debe priorizar y buscar con todas sus fuerzas el sello de Dios, que es el bautismo con Su Espíritu, porque solo así tendrá condiciones de vencer las tentaciones y mantener su Salvación.