Los ataques cerebrales suceden cuando se detiene el flujo sanguíneo al cerebro. En apenas unos minutos, las células cerebrales empiezan a morir. El tipo más común, llamado ataque cerebral isquémico, es causado por un coágulo sanguíneo que bloquea o tapona un vaso sanguíneo en el cerebro.
El otro tipo, llamado ataque cerebral hemorrágico, es causado por la ruptura de un vaso sanguíneo que sangra hacia dentro del cerebro. Los «mini-derrames cerebrales» o ataques isquémicos transitorios, ocurren cuando el suministro de sangre al cerebro se interrumpe brevemente.
Los síntomas dependen de qué parte del cerebro esté dañada.
En algunos casos, es posible que una persona no se dé cuenta de que ha tenido un accidente cerebrovascular.
Los síntomas pueden ocurrir intermitentemente durante el primer o segundo día. Los síntomas por lo general son más graves cuando el accidente cerebrovascular acaba de suceder, pero pueden empeorar lentamente.
El dolor de cabeza, comienza repentinamente y puede ser intenso. Puede empeorar al acostarse boca arriba. Lo despierta si está dormido. Empeora cuando se cambia de posición o cuando se agacha, hace esfuerzo o tose.