Nuestra cultura confunde la abnegación con el sacrificio y el amor propio con el egoísmo neurótico. ¿Cuál es la diferencia? El egoísmo neurótico es un resultado de la incapacidad de dar y recibir amor, pero puede disfrazarse en ocasiones de generosidad, de sacrificio por los demás. Esta conducta es un síntoma que delata que la capacidad de amar de esta persona está paralizada, llena de hostilidad hacia la vida y su efecto sobre sus hijos no es el que logra una madre genuinamente generosa.
Esa supuesta generosidad se cobrará su tributo sutilmente en forma de reproches velados, manifestaciones verbales de cariño que no convencen a sus destinatarios y que despiertan síntomas neuróticos en ellos, como por ejemplo, fobias, recelos de todo tipo, sentimientos de abandono, temerosos de ser desaprobados por su madre, ansiosos por satisfacer sus expectativas.