LO QUE HACEMOS Y LO QUE DEJAMOS DE HACER REVELA AQUELLO QUE SOMOS Y ESTAMOS DISPUESTOS A HACER POR Y PARA DIOS…
“44 Y volviéndose hacia la mujer, le dijo a Simón: ¿Ves esta mujer? “
Jesús miró a la mujer y dijo a Simón, en otras palabras: “Simón, avergüénzate. ¡Aprende con tus errores! Errar es humano, pero insistir en el mismo error es ignorancia. ¡Te estás autodestruyendo y autocondenándote!
Yo sé que ves a la mujer, y la ves con malos ojos, la estás condenando por sus muchos pecados cometidos, gran parte de ellos de prostitución. Pero no sabes la razón que la llevó a vivir esa vida… por eso, no tienes el derecho, pues juzgar y condenar es fácil, pero se debe juzgar por la apariencia y el exterior.”
“Yo entré a tu casa y no me diste agua para los pies, “
Simón no se humilló, no se postró ante el Señor, cuando ya Jesús sabía todo a respecto de aquel fariseo, y Su mayor deseo era perdonarle, pero, Simón, no lo hizo.
Era como si el Señor le dijera: “No quieres lavar Mis Pies, no quieres reconocer que mis caminos son diferentes a los tuyos… no quieres seguir Mis Pasos, pero quieres sí mis Bendiciones… No me ofreciste agua, pero quieres el Agua de la Vida… ¡Así no es posible Simón – oyente!
“pero ella ha regado mis pies con sus lágrimas y los ha secado con sus cabellos. “
Aquella mujer había derramado todo a los Pies del Señor, todo lo que la hacía ser amargada, pecador, todo lo que llevaba dentro de su corazón.
“45 No me diste beso, pero ella, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. “
Simón no quiso besar a Jesús, pero la mujer besó Sus Pies. Por eso, observa el grado de humildad, de su sinceridad, de su reconocimiento hacia el Señor Jesús.
Simón no expresó su cariño, consideración, gratitud, temor, amor, respeto, consideración, pero ella sí, y no paraba de hacerlo. Es decir, ella no pensó que era demasiado, porque reconocía que nunca podría pagar por el Sacrificio que el Señor haría en la Cruz y por lo que había hecho en su vida… aunque, respecto a esto, ¡Simón no se había dado cuenta todavía!
Simón (oyente) apenas Le invitó, aceptó y oyó, pero faltaba la entrega, la creencia y la obediencia… y esta era la razón de su vacío, tristeza, inseguridad y miedo de que todo saliera mal.
“46 No ungiste mi cabeza con aceite, pero ella ungió mis pies con perfume. “
Simón ni dio el aceite que se usa para cocinar, comer y poner en la ensalada. Imagina, entonces, el perfume que no habría guardado… por ser egoísta y materialista, Simón se perjudicó a sí mismo, al juzgar a las personas por su apariencia, por su nacionalidad, edad, nivel cultural o social. Si se hubiera puesto en su lugar, que era a los Pies de Jesús, no iba a perder nada, sino que ganaría todo.
OBSERVA LO QUE EL SEÑOR JESÚS QUERÍA DECIR A SIMÓN:
- Ella tenía menos condiciones y menos conocimientos que tú, pero ella hizo más que tú.
- No me ungiste con aceite, que es algo barato y que hay en todas las casas… estaba a tu alcance pero ni lo más básico me has ofrecido… Como orar, venir a Familia Unida, 2 o 3 veces por semana para tu propio bienestar, ayunar… imagina lo más difícil como evangelizar y sacrificar…
- Ella, de su pobreza, dolor, aflicción y sufrimiento, ofreció lo mejor, el Bálsamo…”
- Simón (oyente), podías y deberías haber hecho más y mejor…”
- Ella no ungió Mi Cabeza, porque sabe que tengo una Corona, y no se consideraba era de Ungirme la Cabeza, sino Mis Pies”.
CONTINUARÁ…