Muchas veces nos buscan personas que creen que el milagro y el cambio solo vendrán si ellas reciben tratamiento especial en conversaciones prolongadas con el “Profeta”.
Se acercan y preguntan si tenemos tiempo para oírlas, ¡pues su problema es muy grande!
Están delante de un “Profeta” que tiene autoridad para cambiar, y se satisfacen con un “psicólogo” que no resuelve nada.
Cuando, en realidad, a los que creen les basta una palabra (Profecía).
Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírlo Jesús, Se maravilló, y dijo a los que Le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. Mateo 8:6-10
Cuando la persona piensa, la ficha le cae rápido. Incluso siendo romano, proviniendo de una nación idólatra, él solo necesitó pensar, ¡usar la Fe inteligente para tomar posesión de la Profecía!