“Alabad al Señor, porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios; porque suave y hermosa es la alabanza. Dios edifica a Jerusalén; a los desterrados de Israel recogerá. Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas”. Salmos 147: 1-3
Aun estando con el corazón roto, enfermo y triste, el salmista enseñó que debemos alabar a Dios. Sin embargo, para muchos, es difícil hacerlo cuando las cosas van mal.
En los días de hoy muchos quieren la salvación, pero también quieren omitir el hecho de que para eso, es necesaria una entrega total, pues nadie llega al cielo sin curar primero su alma, es decir, sin que primero le haya entregado toda su vida a Dios.
Y esa entrega requiere que el alma sea cuidada en todo momento.
Nadie quiere ir al infierno, pero muchos abandonan el cuidado del alma mintiendo y saciando sus ojos con cosas erradas, es decir, le entregan su alma al mal todos los días con dichas prácticas y pretenden ganar el cielo, que incoherencia tan grande.
A muchos les pasa que mientras hacen sus actividades cotidianas, de la nada les viene una tristeza o como comúnmente se dice un “un mal presentimiento”, que las lleva al llanto o a la desesperación, esa experiencia no es más que el alma gritando por socorro, porque está enferma y necesita de Dios.
Si su alma está sufriendo, no será apenas una oración que cambiará su estado, usted necesita entregarse completamente a Dios. Sólo así su alma parará de sufrir.
“Él cuenta el número de las estrellas; a todas ellas llama por sus nombres. Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito. El Señor exalta a los humildes, y humilla a los impíos hasta la tierra”. Salmos 147: 4-6
Si Dios conoce las estrellas y a cada una las llama por su nombre, ¿será que Él no le conoce a usted?, ¿será que Él no está viendo el gemido de su alma?, sin embargo, muchos piensan que Dios se olvidó de ellas, cuando es el ser humano que se olvida de Él, cuando lo que les hace falta es apenas ser humildes y reconocer que necesitan de Su ayuda.
“Cantad al Señor con alabanza, cantad con arpa a nuestro Dios”. Salmos 147: 7
Una vez que su alma es salva, automáticamente, usted vivirá agradecido con Dios y lo glorificará en cualquier circunstancia, pasando a entender que todo en esta vida es circunstancial, que todo pasa, pero que su alma es indestructible y eterna, por eso pasa a cuidarla como a nada ni nadie.
Recuerde, el vacío que el ser humano siente es del tamaño de Dios, por eso, no sirve de nada buscar llenarlo con cosas, prácticas o personas, pues sólo Dios puede llenar el vacío del alma.