El uso de petardos y explosivos especialmente por los menores en navidad y fin de año, es sin lugar a dudas inevitable por lo que en el mercado se puede observar la venta de estos productos que no solo afectan la seguridad de los infantes sino también la de los adultos. Estos juegos que resultan divertidos para la mayoría de pequeños pueden traen consigo un sinnúmero de peligros.
Alexandra tenía 15 años cuando perdió su ojo derecho. Han pasado 7 años y aún recuerda el dolor que sintió y el olor a piel quemada. Era la noche del 31 de diciembre de 2005. Alexandra y su familia quemaban un monigote, al que decidieron ponerle camaretas y silbadores. Cuando comenzó a explotar, ella se alejó unos metros por temor, sin embargo, un silbador salió a gran velocidad e impactó en su ojo. La llevaron al hospital, pero nada pudieron hacer, uno de sus verdes ojos perdió el 100% de la visión.
Para esta fecha, varias son las campañas para reducir el número de accidentes derivados de la producción, almacenamiento, comercialización, manipulación y consumo de artefactos pirotécnicos utilizados en las fiestas de Navidad y Fin de Año. Los explosivos tipo pirotécnicos, son materiales que contienen uno de los explosivos más peligrosos e inestables, como es la pólvora, que a través de la fuga violenta de gases acompañados de altas temperaturas, fuerte fluido, desprendimiento de luz y choques explotan. En muchos casos lo fabrican de manera no técnica y artesanal, lo que los hace altamente inseguros.
Los explosivos tipo pirotécnicos no son juego de niños. Los voladores, castillos, petardos, bengalas, camaretas y todo tipo de material pirotécnico puede causar pérdida de extremidades y daños irreparables en las personas que los manejan sin el cuidado, anota Santiago Andrade, oficial del grupo GIR.
Son muchos los ejemplos que se pueden citar de casos en los que los percances dejan secuelas de dolor por daños materiales o personales, pues los efectos de las explosiones provocan daños a veces irreparables en el cuerpo, que llevan hasta la muerte, así como incendios por el mal manejo o por su bodegaje inadecuado.
Las autoridades hacen un llamado a los padres de familia, maestros y sociedad en general a evitar que los niños manipulen este tipo de material.
Recomendaciones
“Las camaretas contienen pólvora y azufre. Esos dos elementos necesitan solo un poco de calor para reventar y causar quemaduras de hasta tercer grado”, agrega el doctor Jony Cepeda. Antonio Matamoros, otorrinolaringólogo de la clínica Kennedy, asegura que los oídos también son sensibles a la explosión de camaretas. Los sonidos de fuerte intensidad y corta duración son los más nocivos para la audición. “Una sola exposición puede provocar una sordera traumática”, afirma
1. Si la parte lesionada o quemada es pequeña se debe cubrir con una toalla mojada, pues de esa forma se hidrata el área.
2. Si las quemaduras abarcan más zonas del cuerpo lo mejor es cubrir a la persona con una sábana limpia y seca.
3. Si se sufre un daño auditivo, con el estruendo de algún explosivo, debe acudirse de inmediato a un chequeo médico, pues las primeras seis horas, después de la tragedia, son vitales para buscar la forma de recuperar la audición.
Sanciones
Según la Ley de Defensa Contra Incendios, quienes se encuentren reventando petardos sin permiso de la Policía, serán sancionados con multas de uno a dos salarios básicos y prisión de seis a 15 días.
La Ley de Fabricación, Importación, Exportación, Comercialización y Tenencia de Armas y Explosivos prevé multas de 1.000 a 5.000 dólares de muta y prisión de tres a seis años. Además, las leyes prohíben el almacenamiento en zonas pobladas, en el caso de los talleres deben estar ubicados a 1.000 metros de las viviendas.