Una traición es muy difícil de experimentar. Muchas personas no logran perdonar una situación como esta. La mayoría de personas al sufrir una traición terminan padeciendo con problemas de depresión, tristeza y un sin n de remordimientos que poco a poco terminan convirtiéndose en un veneno mortal.
Esto es algo horrible, pero ¿por qué una traición se convierte en un veneno mortal?
La razón es porque la persona convierte esta situación en odio, el cual crece como cáncer en la vida de la víctima.
Es por esta razón, que necesitamos dejar todo en las Manos de Dios para poder alcanzar la verdadera felicidad en esta área tan importante, la vida sentimental.
Perdonar una traición o cualquier otra situación es difícil, pero en el momento que uno decide entregar todo a Dios, se crea una conexión fuerte y sincera porque uno deja de hacer su propia voluntad para poder hacer la voluntad de Él. Aquí es cuando Dios se manifiesta para poder sanar esa herida interior.
Amigo lector, nadie dijo que perdonar es fácil, pero si usted coloca todo en las Manos de Dios. Ese dolor que usted está sintiendo se apagará y el Señor le dará la fuerza que necesita para poder salir adelante y lograr alcanzar esa bendición sentimental.
ME REFUGIÉ EN EL ALCOHOL POR CAUSA DE UNA INFIDELIDAD…
«Tenía un matrimonio en el cual yo pensaba que todo estaba bien porque económicamente no me hacía falta nada, pero no era así, ya que mi esposo me era infiel; cuando me enteré caí en una profunda depresión.
A partir de ese momento me refugié en el alcohol y en mí nació el deseo de venganza, después quien fue mi esposo quiso volver conmigo, pero no acepté.
El momento más amargo de mi vida fue cuando me enteré que se había suicidado. Esos fueron los momentos en que sentí que iba a perder la razón, porque me culpaba de su muerte.
Cuando conocí la Iglesia Universal, aprendí a perseverar en la fe y logré liberarme de ese gran peso que cargaba. Aquí fue donde encontré la paz interior que por muchos años no había sentido. Al buscar la Presencia de Dios, Él me dio las fuerzas para ser libre de la depresión y de la culpa.
Hoy mi vida está bendecida porque estoy felizmente casada con un hombre de Dios.»
•• Sra. Yesenia Briseño