“Mi vida económica era un desastre"
Cuando la Sra. Martha vino por primera vez a la Universal, sufría de muchos problemas. “Peleaba con mis hermanos, no me comprendía con mi esposo, mi vida económica era un desastre, ya que a pesar ganar una buena suma de dinero cuando menos me percataba el dinero se me hacía como si nada, emocionalmente no era mejor y espiritualmente hablando era muy inestable”, nos relata.
“Tenía que participar de las reuniones de la mañana, ya que mi esposo, me impedía venir en otro horario. Pero a pesar de venir a la Iglesia yo decía que los pastores eran unos farsantes y me cerraba a no querer conversar mis problemas.
Sentía un profundo rencor hacia mi padre que nos abandonó a mí y a mis 12 hermanos cuando éramos pequeños. Recuerdo que en una ocasión quise recurrir a pedirle ayuda a él para pagar la pensión de mi colegio y él me respondió: ‘¿para qué vas a estudiar? ¿para sacarme los ojos el día de mañana?’, después de ese día comprendí que no podía contar con él para nada.
Pero cuando conocí a la Universal aprendí a luchar como se debe, de la forma correcta. Hoy tengo mi propio taller de marquetería, conquisté una casa que pensé que era imposible de obtener, perdoné a mi padre y soy una mujer muy feliz” – concluye.
Usted alguna vez se ha preguntado ¿cómo se mide el amor?
Un millonario en una ocasión mencionó: “que el ser humano no es medido por lo que tiene, sino por lo que es capaz de dar.”
La grandeza de una persona no está en lo que ella posee, sino en su capacidad de donar y dar, a los que la rodean.
Cuando las personas aprenden ese secreto, sus vidas cambian, son transformadas para convertirse en mejor es personas.
Por ejemplo: si usted da cariño, amor, respeto, atención y reconocimiento a su pareja, lo más factible es que usted poseerá un matrimonio feliz.
Si en su trabajo usted se esfuerza, se dedica, trabaja con esmero, llega siempre puntual y está predispuesto a aprender, lo más probable es que en su trabajo usted tenga éxito.
Todo en la vida es así, mientras más se da, más se recibe. Y con Dios no es diferente, cuanto más entrega existe de una persona para con Dios, Dios le da más a esa persona.
Cuando las personas están apegadas a las pocas cosas que poseen en este mundo, más difícil es para Dios darles todo lo que quisieran poseer.
Dios siempre le dará más de lo que usted alguna vez esté dispuesto a ofrecer. Sólo crea en esta promesa.
El Altar representa a Dios y por eso su alianza debe ser hecha en el Altar.
Usted viene a la Iglesia, participa de las reuniones, pide a Dios un milagro, pero viene a recibir algo, no a hacer una alianza con Dios.
Los pastores pueden orar por usted, pasar el mensaje, pero si usted no manifiesta su fe y se entrega sinceramente a Dios, no está a dispuesta dar lo que Dios en verdad quiere de usted y, eso es, su vida.
La atención a la palabra de Dios, la obediencia hacia la misma, es parte de la entrega que usted debe tener.
Cuando las personas llegan a la Iglesia con sus problemas encima, ellas están dedicadas a escuchar las enseñanzas de Dios, porque saben que si las siguen al pie de la letra sus problemas son solucionados.
Ellas no están dispuestas a obedecer a Dios, ellas sólo están centradas en ver la situación cambiada, por eso practican lo que está siendo predicado.
Nuestra vida es un conjunto de aspectos: salud, financiero, familiar, sentimental y espiritual son las más destacables, ya que el conjunto de todas ellas es lo que más le preocupa a la mayoría de las personas.
Pero cuando esas personas conquistan, a su manera, una bendición económica comienzan a padecer de enfermedades, cuando reciben la cura, comienzan a tener problemas con el esposo(angel), hijo(angel) y su familia se convierte un infierno. Si conquistan algo pierden otra cosa, en pocas palabras ella siempre está de un lado a otro “apagando incendios”, solucionando problemas que si estuvieran en las Manos de Dios se solucionarían y no revivirían más.
Entregue su vida a Dios y vea como es bendecido en todos los aspectos.