3° Día del Ayuno de Daniel
Oiga lo que el Espíritu les dice a los cristianos:
Ellos volvieron de la misión gloriosa en la cura de los enfermos, liberación de los cautivos y uso de la autoridad cristiana sobre Satanás.
Estaban tomados por una alegría incontenible.
Pero el Señor inmediatamente los alertó, diciendo:
Pero no os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos. Lucas 10:20
Una cosa es recibir las bendiciones en todas las áreas de la vida en este mundo e, inclusive, servir como vehículo de esas bendiciones.
Otra cosa es recibir la bendición de las bendiciones: la plena certeza de tener el nombre escrito en el Libro de la Vida concedido por el Espíritu de Dios y también servir como instrumento de esa gloria.
Todas las bendiciones con respecto a la vida material son migajas delante de la grandeza de servir como morada del Espíritu Santo.
Nada en este mundo, por más rico, más lindo, más placentero, más todo, se compara con la plenitud del Espíritu del Señor Jesús.
Debido a eso, nada ni nadie es capaz de eliminar el gozo, la paz y la convicción de Su presencia en el interior.
Él es el Tesoro Oculto inagotable encontrado por aquellos que Lo buscan con todas sus fuerzas, con todo el entendimiento y con todo el corazón.
Es claro que, en Su ausencia, cualquier migaja, aunque sea amarga, es dulce como la miel.
La inmensa alegría de aquellos discípulos no tenía nada que ver con el gozo de la alegría y la certeza absoluta de ser el Templo vivo del Espíritu Santo.
Es lo que vemos en los testimonios que siguen:
Matheus Lucas
Buenas tardes, obispo Macedo. En el segundo día del Ayuno de Daniel, oí la Palabra Amiga realizada por usted y, durante la oración doblé mis rodillas confesé mis errores, mis pecados y mis fallas, mis actitudes idiotas, y lloré mucho, pues ya vengo buscando con toda mi fuerza en las reuniones. Oré junto a usted entregando mi vida a Dios. Me entregué 100% , y el Espíritu Santo descendió sobre mi vida durante esa Palabra Amiga del 21 de septiembre de 2015. ¡Gracias a Dios! Como dice en Mateo 6:33:“Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”¡Amén!¡Dios los bendiga!
Cristian
Estaba oyendo la Palabra al mediodía cuando usted pidió que fuéramos a algún lugar separado para hacer la oración. Fui a mi habitación, me arrodillé y oré. Fue entonces que una paz se apoderó de mi ser, no lo puedo explicar, ya estoy hace un año en la iglesia y nunca me sucedió algo parecido. Fue una experiencia increíble y solo sé decir que este Ayuno va a ser maravilloso. Agradezco a Dios y al señor Obispo.
Samara Maciel
Buenas tardes. Estoy aquí para hablar de mi experiencia en el segundo día del Ayuno de Daniel. Hoy estaba esperanzada en oír la Palabra Amiga del obispo y, realmente, la Palabra fue muy fuerte. En el momento de la oración fui al baño y me humillé ante Dios, y Lo busqué. No sentí ese gozo grandioso en el alma, pero lo que me dejó feliz fue que durante la búsqueda, Dios me recordó que cuando yo entraba al baño, antes de conocer a Jesús, el baño era un lugar de llanto, un lugar donde nadie me veía, pero yo me desahogaba llorando. Hoy, entro al baño para alabar a Dios, para hablar con Él. Eso me trajo la más plena certeza de que Él estaba conmigo, y estaba cuidándome. Por más que no haya sentido nada, Dios actuó en mi MENTE, convenciéndome de que estoy en Sus cuidados. ¡Eso es fe inteligente! Podría haber dicho que Dios no estaba conmigo, porque no sentí nada, pero todo es por la fe. Dios habla en nuestra mente, no en nuestro corazón.
Mariane Braghetto
Estoy hace tres años en la iglesia, pero me encontraba como los huesos secos. Aún no llegué a tornarme un cuerpo, pero estoy en la fe del Ayuno de Daniel, dispuesta a ir hasta el fin, pues en estos tres años nunca llegué hasta el fin del ayuno. Participé de la oración y estoy sintiendo una paz enorme, pues tengo la certeza de que Dios sopló sobre mí el aliento de vida, fue una experiencia maravillosa, inexplicable. En este Ayuno de Daniel recibiré el Espíritu Santo. Agradezco mucho a Dios por concederme esta oportunidad del Ayuno de Daniel.
Camila Marcondes
Hola obispo. Acabo de participar de la Palabra y en el momento de la oración fui hasta el baño aquí en el trabajo, me coloqué de rodillas y me puse a orar. Antes de la oración estaba con el corazón apretado, pero me humillé a los pies de Jesús y, incluso antes de terminar la oración, percibí que aquel aprieto ya no formaba más parte de mí. Ahora estoy en paz y con una gran certeza de que Dios va a honrar lo que estoy haciendo. Renuncié a todo para darme 100% en este Ayuno porque quiero que mi vida tenga un antes y un después. Obispo, esta certeza viene junto con la paz y las ganas de no desistir, sino continuar luchando. ¡Gracias! Estaré firme hasta el fin.
Hellen Luiza
¡Buenas tardes obispo! Fui obrera hace 7 años y salí porque no estaba bien espiritualmente. Hoy gracias a Dios formo parte de la Obra como evangelista, pero confieso que estos días estaba triste y mal, debido a acusaciones del diablo, debido a errores cometidos en el pasado. Fui perdonada por Dios y por las personas con las que convivo, pero yo misma no lograba perdonarme. Estoy viviendo la fe del Ayuno de Daniel y, en el momento de la búsqueda, junto a usted, Dios me habló claramente. El Espíritu Santo descendió, me limpió, me lavó y me dio el aliento de vida. Estaba amargada, afligida, y ahora, en este momento, me siento una nueva criatura. Gracias mi Dios por este privilegio. Y solo estamos en el 2° Día del Ayuno. ¡Creo que Dios hará cosas grandes en mi vida y en la vida de todos los que creen! ¡Amén!