Las bendiciones provenientes de las primicias son ilimitadas, quiere decir que no tienen fin, y quién es fiel está siempre recibiendo bendiciones en abundancia, tanto en su vida física como en su vida espiritual.
Estas bendiciones se dan porque Dios fue colocado en primer lugar, cuando Dios está en el control total de nuestra vida, el dirige nuestros caminos, decisiones y hasta nos da las más grandes bendiciones que nuestra mente humana jamás se imaginó.
Colocarlo en Primer Lugar significa: “Obedecer Su Palabra”. Cuando somos obedientes hacemos todo lo que nos manda, y una de las principales cosas que debemos respetar son las Cosas Consagradas para Dios, ya que son SAGRADAS, y son exclusivamente de Su propiedad.
Una de esas cosas Sagradas y que no nos es permitido tocar son las Primicias, ya que ellas corresponden a la exclusividad de Dios.
Cuando apartamos en BENDICIONES SIN LÍMITES primer lugar nuestras primicias y las devolvemos para la casa de Dios, estamos mostrando nuestro respeto y obediencia al Todopoderoso, y Él queda en la obligación de respondernos, ya que en la Biblia dice:
“Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa; y ponedme ahora a prueba en esto dice el Señor de los ejércitos si no os abriré las ventanas del cielo, y derramaré para vosotros bendición hasta que sobreabunde” Malaquías 3:10.
Pero cuando somos desobedientes y tocamos lo que no nos pertenece, Dios no puede hacer nada para salvarnos de las cosas terribles que sucederán en nuestras vidas. Así como los tumores y la plaga de ratas atacaron al pueblo filisteo, así también la miseria, las enfermedades y todo tipo de plagas ataca a quién es infiel.
Deje de ser desobediente, vuélvase para Dios, sea fiel en sus Primicias y Dios se volverá para usted, arrancará las plagas de su vida y lo cubrirá de las mayores bendiciones que jamás se imaginó.
Yo era un hombre de negocios, pero de un momento a otro empecé a sentirme mal, deprimido y de mal humor, todo me molestaba, ni en mi casa podía tener paz, todos estos acontecimientos se vieron reflejados en mi economía, ya que de la noche a la mañana me quedé en la miseria.
Fue así que llegué a la Iglesia Universal, allí aprendí que debía devolver las primicias para Dios, a partir de ese momento empecé a gozar de las bendiciones ilimitadas que da el ser fiel a Dios. Hoy soy un empresario exitoso y tengo una vida feliz.