En el capítulo 11 del Libro de Juan, el Señor Jesús resucita a Lázaro. Imagine la alegría de las hermanas de dicho hombre.
En el capítulo 12, por el Milagro recibido, ellas Le ofrecieron una cena de gratitud al Señor Jesús.
Aquel banquete, con certeza costaría unos días de trabajo.
Sin embargo, María se lanzó a hacer “Algo Más” …ella fue más allá de ofrecer sólo una cena.
¿Qué representaba ese perfume?
La pureza y la cantidad de aquel nardo expresaban la fe y la vida de María. Eso significa que, al derramarlo a los pies de Jesús, ella Le entregó definitivamente sus sueños y su futuro.
María guardaba sus ahorros en forma de perfume, a fin de utilizarlo en sus bodas. Sin embargo, en su interior nació el deseo de entregarlo como ofrenda sacrificial al Señor Jesús con la intención de exaltarlo.
Para eso, María fue capaz de humillarse, pues al ungir y enjugar los pies del Salvador, hirió la cultura de la época, que consideraba despreciable que una mujer libre y honrada tocara los pies de un hombre.
Además, no era común para una judía soltarse el cabello en público.
María, sin embargo, rompió todo el protocolo y, sin palabras, expresó su amor y devoción al Señor.
Al actuar así, ella, silenciosamente, eligió al Señor Jesús como su Esposo, como dice el texto: “Porque tu esposo es tu Hacedor…” Isaías 54:5
Observe que nadie le pidió o incentivó a que hiciera eso, tampoco le fue impuesto, ese deseo de entregarse totalmente en forma de aquella ofrenda (perfume) nació de ella.
Quien elige a Dios como su Esposo, hace como María, entrega lo que estaba reservado para algo que deseaba, por algo mayor. La decisión tiene que partir de la persona. Ella tiene que decidirse a derramarle su nardo a Dios.
No es sólo la entrega material, sino la entrega total de su vida.
Lo que marcó aquella ocasión no fue la cena, sino el perfume derramado a los pies del Señor Jesús.
María llamó la atención del Señor Jesús, ¡dio lo máximo de ella!
Se destacó entre todos los que estaban presentes, Lázaro estaba allí al igual que Marta, además muchos judíos se habían desplazado hasta la casa de Lázaro para verlo resucitado. Toda esa fiesta era justamente a causa del milagro de Lázaro.
Pero para María, la figura principal de la fiesta era el Señor Jesús.
¿Quién está determinado por la fe, a derramarle su nardo a Dios?