Muchas personas no saben qué hacer cuando vienen a su mente malos pensamientos.
Esa situación sucede cuando espíritus inmundos soplan ideas o pensamientos sucios que nada tienen que ver con los pensamientos de Dios.
Sólo hay una manera de cambiar esa situación: llenando la mente con la Palabra de Dios, cuando la persona lee la Biblia y medita en ella, aunque no entienda mucho, el Espíritu Santo aclara su entendimiento.
Conforme ella vaya leyendo diariamente la Palabra de Dios, también va a ir absorbiendo lo que él dice, porque la Palabra de Él libera a las personas de los malos pensamientos.
Cuando la persona se entrega, sucede ese cambio.
La Palabra de Dios es como agua purificadora, ella purifica los pensamientos, la mente y el corazón, por eso es necesaria para todo ser humano.
Ella es como el aire, el oxígeno del cual todos necesitan para vivir. Al cambiar su forma de pensar, la persona cambia de vida, porque el cambio sucede primeramente en su cabeza.
Por lo tanto, todos los que desean realmente cambiar de vida necesitan primeramente cambiar sus pensamientos, absorbiendo la Palabra de Dios.
No sirve de nada que la persona posea dinero y éxito, tener sus sueños realizados o cualquier otra cosa de este mundo, porque tarde o temprano, ella percibirá que nada acontece si los malos pensamientos continúan existiendo.
De nada sirve ser exitoso y ver todos su sueños realizados, si diariamente viene a su mente malos pensamientos.