Sucedió hace un tiempo, pero parece que fue ayer. Nadie lo sabe, pero te atormenta día y noche, como si le estuvieras debiendo algo. Tus pensamientos te acusan e impiden de mirar hacia adelante y sacar provecho a nuevas oportunidades, nuevas amistades y nuevos retos. Es como si estuvieras atrapada en una celda que sólo tu ves.
El pecado es así, te engancha, pero él no puede, y él lo sabe. El pecado es un espíritu que trabaja en la oscuridad y es ahí que crece, se fortalece y atormenta al pecador hasta el día que es expuesto. Sí, el pecado pierde toda la fuerza cuando se saca a la luz.
Es por eso que mucha gente no puede deshacerse de un error del pasado. Incluso piden perdón a Dios, pero la sensación que tienen es de no poder perdonarse. ¿Por qué? Porque quieren el perdón en la oscuridad también … pero el perdón viene sólo con el arrepentimiento y cuando se está arrepentida, no hay ningún problema en confesar el error.
Sólo te deshaces de tu pecado cuando lo expones a la luz. Cuando dejas de llevarlo en tu más íntimo, en los secreto. Y ya que no es más un secreto, pierde el poder de hacerte sentir inferior delante de la gente.