La Biblia habla en el libro de Hechos 8:9 “Y cierto hombre llamado Simón, hacía tiempo que estaba ejerciendo la magia en la ciudad y asombrando a la gente de Samaria, pretendiendo ser un gran personaje; y todos, desde el menor hasta el mayor, le prestaban atención, diciendo: Este es el que se llama el Gran Poder de Dios.”
Cuando se refiere a magia no se refiere a los ilusionistas, en aquella época las personas que hacían “magia” eran los curanderos que supuestamente sanaban a las personas. Hacían demostraciones de su poder y la gente que pasaba creían que con él estaba El Poder de Dios, pero estaban equivocados, claramente da a notar que él no buscaba la Gloria de Dios, él miraba para sí mismo, sólamente quería ser reconocido y que la gente lo admire.
Usted ha visto en la Iglesia Universal que toda Honra y toda Gloria es dada a nuestro Señor. Tal vez haya visto innumerables testimonios y milagros extraordinarios pero todo eso no es nada comparado con conocer a Dios. Una cosa es que usted tenga conocimiento de que Dios cura, prospera y restaura, y otra muy diferente es que el Espíritu Santo habite dentro de su cuerpo.
“Tal vez usted venga a la Iglesia en búsqueda de un milagro que a los ojos humanos es imposible”, mencionó el pastor Walber, durante la reunión del pasado domingo 10 de Agosto, pero sepa algo, que Dios no solamente quiere que usted reciba la prosperidad, reciba la cura, Él quiere que tenga paz, alegría, que sea una persona equilibrada emocionalmente en fin, Él quiere ser parte de su vida y a continuación dice: “Le prestaban atención porque por mucho tiempo los había asombrado con sus artes mágicas. Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba las buenas nuevas del reino de Dios y el nombre de Cristo Jesús, se bautizaban, tanto hombres como mujeres. Y aun Simón mismo creyó; y después de bautizarse, continuó con Felipe, y estaba atónito al ver las señales y los grandes milagros que se hacían.” (Hechos8:11-13) Él mismo vio que todo lo que había hecho no se compara con lo que Dios quería hacer en su vida.
Sepa que Dios solamente hay uno. Dios es quien dio la vida por nosotros en la Cruz del Calvario, no es un santo, no es un pastor ni tampoco un curandero quien le dará a usted la seguridad de su salvación. Sólo el Espíritu Santo puede transformar su vida claramente está que para tener la transformación de su vida y su salvación usted tiene que entregar su vida en las manos de Dios y hacer un pacto con Él. No basta solamente tener fe para venir a la Iglesia en búsqueda de un milagro, es necesario que usted tome la decisión de obedecer Su Palabra para que se cumplan las promesas en su vida.