- El día malo viene para todos: “Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo hecho todo, estar firmes.” Efesios 6:13
Ese día malo, viene para todos y no se trata apenas de un día. A veces ese día malo, es un tiempo o período de luchas, son días tan difíciles que parecen no tener solución.
Todo el mundo enfrenta luchas, pero quien está pasando el día malo, está enfrentando una lucha mayor, el diablo coloca toda su fuerza para que usted no permanezca firme, él quiere desanimarlo y robarle la fe.
En estos días malos la presión y el miedo intentan dominarlo y no se ve una salida. ¿Qué hacer?
- No muestre debilidad: “Si eres débil en día de angustia, tu fuerza es limitada. ”Proverbios 24:10
No sea débil, ¡En el día malo, no se victimice, no sienta pena de sí mismo, no muestres debilidad! La victoria es para los fuertes y la fe nos hace fuertes, sin embargo, ella no debe ser mezclada con los sentimientos.
- Apéguese a la PALABRA: “Levantaré mis ojos a los montes; ¿de dónde vendrá mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra”. Salmos 121:1-2
En el transcurso de los días malos y tormentosos, cuando estaba siendo perseguido, ¡el salmista hizo esa confesión! Quiere decir, que él se apoyó en la Palabra de Dios, no reaccionó por impulso ni por enojo, ¡pero sí apoyado en la Palabra!
No se apoye en las personas, ni en las cosas, el diablo tiene que ver que usted está fundamentado en la Palabra de Dios, ya que ella es la que resuelve. Quien cree en la Palabra recibe vida, quien espera por el hombre se decepciona.
Nunca tuve una perspectiva de vida, hasta que hice un pacto…
Crecí en un ambiente rodeado de vicios, mis padres eran de bajos recursos económicos y siempre vivían endeudados.
No tenía deseo de superarme, ni visualizaba ningún futuro exitoso en mi vida, iba de fracaso en fracaso, mi situación era tan humillante que muchas veces no tenía ni para poder comer.
Un día mi padre vio el programa de televisión de la Iglesia Universal y decidió asistir a las reuniones, el tiempo fue pasando y vi un cambio en él, entonces decidí también frecuentar las reuniones, después de esta decisión es que mi vida empezó a cambiar.
Comprendí que necesitaba de la ayuda de Dios y que sólo Él podía cambiar mi visión y llevarme a ser un hombre exitoso.
Fue así que hice un Pacto con Dios, por medio de las enseñanzas impartidas, mis pensamientos empezaron a cambiar, Dios me dio ideas para iniciar un emprendimiento, hoy este emprendimiento es una gran empresa, con la que puedo darle una vida prometedora a mi familia, ahora sé que cuando mantenemos un Pacto con Dios, Él nos dirige en todo.
•• Sr. Carlos Ruiz y esposa