“Palabra que vino a Jeremías de parte del Señor, diciendo: Párate a la puerta de la casa del Señor y proclama allí esta palabra, y di: “Oíd la palabra del Señor, todos los de Judá, los que entráis por estas puertas para adorar al Señor.” Así dice el Señor de los ejércitos, el Dios de Israel: Enmendad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar.” (Jeremías 7:1-3)
Muchas personas creen que por el hecho de venir a la Iglesia, automáticamente serán bautizados por el Espíritu Santo.
El motivo por el que muchos todavía no han sido bautizados con el Espíritu de Dios, es porque no se arrepienten de sus pecados. Sólo enmiendan los caminos y las obras aquellos que están arrepentidos de sus pecados.
Juan Bautista predicaba el bautismo del arrepentimiento, para remisión de los pecados, es decir, él preparaba el camino. Bautismo significa sepultamiento, remisión engloba perdón.
El Señor Jesús no vino a llamar a los justos sino a los pecadores al arrepentimiento.
¿Usted ya dejó el pecado?;es la pregunta que debe hacerse.
Si no ha dejado el pecado, no podrá haber remisión del mismo y mientras haya pecado no habrá SALVACIÓN.
El primer pasó paso para su Salvación Eterna, es su arrepentimiento en vida.
Si no hay arrepintiendo la persona seguirá pecando y errando, y luego de hacerlo sólo sentirán un remordimiento por el pecado cometido.
Ese remordimiento trae consigo perturbación interna y en muchos casos hasta depresión, pero esto no significa que evite que peque de nuevo, por que más temprano que tarde, ella olvida el remordimiento y malestar que éste le produjo y vuelve a hacerlo de nuevo.
Un buen ejemplo es ver a aquellos hombres casados, con hijos que son infieles, en la mayoría de los casos cuando comete el adulterio y son descubiertos ellos aseguran que nunca más lo van a volver a hacer, profesan promesas de qué sólo fue un error de una sola vez, pero cuando todo el asunto es olvidado y perdonado por parte de su esposa, él vuelve a engañarla y nuevamente se inicia el círculo de pecado – remordimiento – pecado.
Los que se arrepintieron y por eso están limpios, ellos están listos para ser presentados delante de Dios y si fuera necesario entrar al infierno para rescatar almas, no lo dudarían. Si éste no es su caso, entonces arrepiéntase ahora, ya que, dentro de poco puede ser demasiado tarde.
Con la salvación no se juega, ni se pierde el tiempo.