«Grandes multitudes iban con él» Lc. 14:25
Por donde Jesús pasaba curaba a los enfermos y liberaba, donde Él iba hacía muchos milagros, motivo por el cual una multitud le seguía, pero Él se dio cuenta del verdadero interés de las personas.
La gran mayoría de esa multitud no seguía al Señor Jesús por lo que Él representaba, por quién era, el Reino de Dios en la tierra, sino que, apenas lo seguían por el interés de obtener algo de Él.
Jesús no vino al mundo sólo para resolver problemas, vino para mostrarnos el Camino a Dios , la salvación.
Amigo lector, nuestro cuerpo físico es apenas una cascara que el día en que nos toque partir de este mundo será destruida naturalmente, pero aquello que está dentro de esa cascara, el alma ¿a dónde irá? ¿Cuál será el destino de su alma? Eso dependerá de usted, pues si no se entregó cien por ciento a Dios, obedeciendo y practicando Su Palabra, su alma no irá con Él.
Muchos no piensan a menudo para donde irá su alma, puede ser que este asunto no les preocupe, y es justamente lo que satanás quiere, pues quien no piensa en el destino de su alma con frecuencia, no intentará hacer nada para salvarla.
“…y volviéndose, les dijo: Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo.”
Por causa de nuestra fe en el Señor Jesús no podremos agradar a todas las personas, porque pasamos a colocar a Dios en primer lugar.
Cuando Dios está en primer lugar no hay preocupación con lo que los otros van a decir al respecto de su fe, porque en su interior arde en primer lugar el deseo de agradar a Dios.
Cuando en su interior surge el anhelo de obedecer a Dios siempre encontrará a quienes estén en contra. Cuando se asume la fe siempre habrá quien le persiga intentado hacerlo desistir, por el simple hecho de no entender y no compartir su actitud.
Seguir a Jesús requiere pagar un precio, el de renunciar al hecho de agradar a todos, algunas veces pasará por humillaciones y rechazos, pero este sacrificio de nuestra parte será de gran valor delante de Dios.