“No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna”. (Gálatas 6:7-8)
El Señor no se deja engañar, sin embargo, muchas personas piensan que nada malo les sucederá si continúan en el pecado, dejando a Dios de lado, viviendo la vida a su manera y escogiendo apartarse de lo que es limpio, puro, divino y correcto. ¿Será que podremos escapar de la justicia divina, viviendo una vida errada?
Entienda, usted está recogiendo hoy lo que plantó ayer, y recogerá mañana lo que está plantando hoy; no se puede plantar una semilla mala y recoger frutos buenos.
Hay muchas excusas para vivir de manera errada, pero recuerde, todos tenemos una conciencia que nos fue dada por Dios para saber lo que es bueno y lo que es malo.
Los que siembran lo agradable a la carne, a las voluntades humanas, recogerán la corrupción, pero, el que siembra lo agradable al Espíritu Santo, cosechará la Vida Eterna.
La pregunta que muchos se hacen es: ¿Por qué estoy sufriendo?
La respuesta está en pensar en lo que usted ha sembrado.
La Vida Eterna y el infierno comienzan aquí en la tierra, nuestro destino depende de lo que sembramos.
El corazón humano es engañador y corrupto, por eso, si usted escucha y obedece la voz y los consejos de su corazón, estará destinado al fracaso. Por otro lado, Dios nos dio la inteligencia y la sabiduría para que Lo escojamos a Él y le demos el primer lugar en nuestras vidas.
Cuando elige a Dios, usted es elegido por Él para recibir el Espíritu Santo, y siendo guiado por Su Espíritu, siempre hará buenas elecciones.
Si alguna área de su vida no está bien, es porque usted todavía no tuvo una experiencia con Dios, o sea, usted cree en un Dios que aún no conoce.
No importa su clase social, raza o religión, todo lo que usted sembrare lo recogerá, es la ley del cielo y de la tierra; fue la justicia divina que estableció esta ley.
Decida hoy qué semilla sembrar, pues recogerá los frutos de esta elección.