Los días festivos están a la vuelta de la esquina. Es momento de celebrar junto a nuestros seres queridos. Está es la idea de todos, ¿verdad?
Desafortunadamente, es en estos días festivos que las familias entran en caos y peleas. Es triste pensar que el amor familiar termina en un abrir y cerrar de ojos. En una temporada llena de «nostalgia», «alegría», luces y música, ¿por qué será que algunas familias, incluso parejas deciden terminar con todo?
Es la misma pregunta que nos deberíamos hacer cada vez que escuchamos referente a una infidelidad en un matrimonio o en un noviazgo.
¿Será que tener una familia unida es una fantasía? Todo indicaría que en el mundo ya no existe el amor. Ahora es muy fácil comprender lo que está escrito sobre el «desamor» en las Sagradas Escrituras:
«… Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán… y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará…»
(Mateo 24:10-12)
El mismo Dios habla sobre lo que sucederá en el momento cuando su venida esté cerca. Muchas personas perderán este don de «poder amar». Esta es la mayor razón porque existen tantos divorcios, separaciones, peleas, traiciones, en n, todos los problemas que existen en las familias y en las parejas. El amor es un don que viene de Dios.
Por lo tanto amigo lector, usted es nuestro invitado especial para este jueves, donde usted aprenderá a cómo luchar por su familia.
El amor es muy importante para poder construir una familia.
“ (…) Era un hombre agresivo, hasta el extremo de casi perder mi matrimonio.”
La muerte de mi madre causó que me hundiera en los vicios a muy temprana edad. Pensaba que bebiendo alcohol aliviaría el dolor que cargaba, pero la situación empeoró; me convertí en un adicto.
El tiempo pasó y formé mi familia, pensando que por fin sería feliz, pero no fue así. Por causa de los vicios, comenzaron las peleas con mi esposa; la agredía verbal y físicamente hasta el punto de llegar a pensar en la separación.
Así llegué a la Iglesia Universal, usando mi fe, Dios me dio las fuerzas para poder dejar los vicios, perseverando en la Terapia del Amor y colocando en práctica todo lo aprendido comencé a luchar por mi matrimonio. ¡Dios me respondió!
Fui transformado y mi matrimonio fue restaurado. Luchando junto a mi esposa, conseguimos restaurar lo que un día se había perdido, hoy tenemos una hermosa familia.
•• Sr. Raymundo Ortega, junto a su familia.