El cerebro es el responsable de coordinar el resto de nuestro cuerpo y nuestros pensamientos son capaces de llevarnos a cualquier lugar, recordarnos experiencias y hasta visualizar cómo y en dónde nos gustaría estar de aquí a algunos días, meses y años.
Por esta razón, el mal trabaja constantemente para dominar la mente, pues de ella, incluso, podría depender la eternidad de nuestra alma. Es justamente ahí donde nacen los deseos suicidas, los crímenes, los pensamientos de venganza, odio, inferioridad y muchos más.
Por ello, la Biblia nos incita a cuidar, a vigilar constantemente nuestra mente, cuando dice:
“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Romanos 12:2).
Solamente a través del conocimiento y práctica de la Palabra de Dios es posible vencer los dardos de fuego del maligno que llegan a nuestra cabeza. El apóstol Santiago enseña: “Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4:7). De esta forma, cuando el diablo intentare persuadir tu mente, no cederás a sus intenciones.
Solo tú tienes el poder para controlar lo que piensas, lo que sientes y lo que haces. Decide oír la voz de Dios.
Si notas que, últimamente, tu cabeza ha sido bombardeada con ideas o pensamientos que antes no tenías y estos te roban la tranquilidad, acude este viernes al Templo de la Fe o cualquier Iglesia Universal más cercana a tu hogar, para recibir una oración en tu favor y, junto a tu fe, seas libre de ese mal.