Me detectaron un nódulo en la glándula tiroidea, se me hinchaba el rostro, el dolor no me dejaba digerir la comida. Esto me afectaba en el trabajo, no podía impartir bien la clase.
Me realizaron una biopsia que no arrojó ningún resultado; dijeron que debía operarme para evitar problemas a futuro, pero después de la misma tuve complicaciones, problemas hormonales, mi estado de ánimo variaba y eso acarreaba conflictos en mi entorno. Comencé a padecer con problemas espirituales, sentía asfixia y me desmayaba; decían que yo fingía esas situaciones para manipular a los demás. Ni el médico conseguía entender porque me daban esos episodios.
Un día vi el programa de la Iglesia Universal, fui a una reunión donde recibí la unción con el Aceite Consagrado, a partir de ese día dejé de tener problemas espirituales; después apareció otro nódulo, me realizaron una nueva biopsia; yo decidí apelar a la fe y ponerle un punto final a ese problema, hice del Aceite Consagrado mi medicina, de las reuniones en la iglesia, mi terapia y determiné mi sanidad, cuando me llamaron para el resultado, la doctora se enojó y me dijo que le había hecho perder su tiempo porque yo no tenía absolutamente nada.
“Yo creí que un milagro sucedería a través de la unción con el Aceite Consagrado, porque la Palabra de Dios lo respalda”.
•• Jennifer Estrella