Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé. Esfuérzate y sé valiente; porque tú repartirás a este pueblo por heredad la tierra de la cual juré a sus padres que la daría a ellos.” Josué 1:5-6
Estas fueron las palabras que Dios dio a Josué en el pasado y son las que Él nos habla hoy: “como estuve con todos los héroes de la fe del pasado, ahora YO ESTOY CONTIGO”.
Esta palabra que salió de la boca de Dios nos sirve de garantía, de que Él jamás nos dejará, siempre y cuando nos esforcemos y seamos valientes para Obedecerlo en todo.
En el pasado, Dios extendió Su mano para ayudar a Sus escogidos, hoy más que Su mano, nos da algo mayor, el Espíritu Santo, que al entrar, posee nuestro ser para fortalecernos y guiarnos.
El Espíritu Santo es la certeza de que Dios está dentro de nosotros, es seguridad, es convicción. Pero cuando la persona se deja llevar por las dudas, da chance a los sentimientos, éstos le llevan a ser guiada por las circunstancias. Esas dudas son las que nos debilitan, dividen y destruyen.
Dios nos da una fe inteligente, que piensa, razona, no se envuelve con sentimientos, es la fe que se sustenta con la Palabra de Dios.
«Porque ¿quién de vosotros, queriendo edificar una torre, no se sienta primero y calcula los gastos, a ver si tiene lo que necesita para acabarla?» Lucas 14:28
Este tipo de fe nos conduce y nos da todas las condiciones para seguir al Señor Jesús. Ya que para esto tenemos que estar dispuestos a dejarlo todo por Él, incluso, renunciar a nuestras propias voluntades, y eso requiere que tengamos absoluta certeza.
«Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame.» Mateo 16:24
La cuestión es que la mayoría de las personas que dicen haber aceptado al Señor Jesús, no asumen el sacricio de tomar su cruz para seguirlo. La cruz que Jesús menciona no es algo tan pesado que usted no pueda llevar, lo que significa, que es un sacrificio que todos pueden hacer.
La importancia de leer y meditar en la Palabra de Dios, nos lleva a pensar igual que Él y nos torna invencibles. Esta es la fe inteligente, que nos hace razonar para tomar decisiones inteligentes, sin mezclar la fe con las emociones. Si usted se encuentra en situaciones en que las personas se burlan de su fe, ¡haga algo! coloque su nombre en lugar del nombre de Josué y diga: “¡Como Dios estuvo con Josué, Dios está conmigo!”
Deje de ser débil y hágase fuerte, no dé más oídos a su corazón ni a sus sentimientos, deje de llorar, de quejarse y prepárese para conquistar en el altar por medio del sacricio aquello que ya es suyo, pues Dios le prometió.