Llegué a la Iglesia Universal a través del testimonio de mis padres, mi papá era alcohólico y consumía drogas, por eso mi madre sufría mucho. A pesar de que era muy joven, palpé todo este sufrimiento y quedó plasmado en mi memoria. Como si fuera poco también sufrí mucho espiritualmente, veía bultos, escuchaba voces, era rebelde, mala estudiante y les traía muchos problemas a mis padres. Me sentía sola y una profunda tristeza me invadía. A la edad de 15 años decidí entregar mi vida en las manos de Dios, me bauticé en las Aguas y seguí las enseñanzas que los pastores daban.
A TRAVÉS DE LA FE FUI CURADO
Sufría con un soplo cardiaco, estuve en tratamiento por cinco años, pero no mejoraba. Estaba deprimido, no conciliaba dormir y una inmensa tristeza me invadía; así que, en busca de una solución fui con brujos, pero esto sólo empeoró mi situación, empecé a sufrir ataques, estaba nervioso, mal genio, rebelde, me involucré con drogas y todo parecía desmoronarse.
Pero gracias a Dios cuando llegué a la Iglesia, aprendí a usar la fe en un Dios Vivo, perseveré y conquisté mi liberación total. Hoy estoy curado, libre de los vicios, mal carácter, rebeldía y todo aquello que me robaba la paz, me casé y soy feliz.
Poco a poco empecé a notar el cambio, ya no sufría pesadillas, veía bultos o me sentía sola.
Tiempo después vino el bautismo con el Espíritu Santo, a partir de ahí Dios ha bendecido cada una de las áreas de mi vida.
Me casé, tengo dos hijos, estoy económicamente bien, no sufro problemas de salud, ni espirituales y en mi hogar reina la paz y el amor.
Después de entregar mi vida en las Manos de Dios empecé a notar el cambio, ya no veía bultos, escuchaba voces, ni me sentía sola…