Las personas perdieron el parámetro de lo que es bueno; entonces si el otro tiene, yo también puedo tener. Segundo, cada día aumenta más el deseo de tener, el deseo exacerbado de ganancia en las personas. Tercero, la humildad está en extinción. Las personas no admiten cambiar el patrón de su vida al perder el empleo, por ejemplo: cada vez aumentan más sus deudas como parte del proyecto, para mantenerse en la plataforma económica alcanzada.
Claro que hay otros motivos además de esos, que no están enumerados en orden de prioridad ni crecimiento. Pero esos son los principales y los más observados en la sociedad.
Las personas están con miedo de enfrentar la realidad. Cuando pierden el empleo, pierden con éste el poder adquisitivo y el estatus frente a los familiares y amigos. Claro que no es fácil enfrentar todos los cambios tan repentinamente, pero si actuaran con moderación, no tendrían más deudas para mantener su imagen intacta frente a todos.
¿Cómo resolver esa cuestión? Los especialistas dicen que es importante no comprometer toda el salario. Por eso, ponga sus gastos bajo la lupa y dele prioridad a lo que es más urgente. Si fuera posible, también deje una reserva: nunca se sabe cuándo se puede precisar. Sea moderado en los gastos, no salga por ahí comprando todo lo que quiera. Si su hijo desea algo, converse con él sobre el mejor momento para adquirir lo que quiere. ¡No se desespere! Controle sus sentimientos y piense en la mejor manera posible para resolver cada atraso, busque no endeudarse para cubrir otros gastos.