“UN ABORTO Y UNA SEPARACIÓN ME LLEVARON A LA DEPRESIÓN; FUI INTERNADA EN UN HOSPITAL, INCLUSO INTENTÉ SUICIDARME”.
El médico dijo que no había expulsado todos los restos del bebé. Tuvieron que hacerme un examen «raspado» en el útero; me dijeron que las posibilidades de volver a embarazarme eran mínimas y eso me llevaría al menos seis años. Me volví a hacer de compromiso, pero no podía quedar embarazada.
Mi mamá me invitó a la Iglesia, donde empecé a participar en las reuniones.
Le entregué mi vida a Dios y tomando el agua consagrada, Dios hizo un milagro, a los tres meses quedé embarazada, mi hijo nació sano. Mi vida ha cambiado, mi esposo y yo fuimos transformados y hoy, es Dios quien controla nuestras vidas.
•• Sra. Maryori Iza junto a su familia