Quien conoce la palabra de Dios sabe que devolver los diezmos consiste en separar los primeros 10% de todo lo que gana y entregarlos al Señor en una iglesia. Para el cristiano, esa actitud muestra el temor y la reverencia de la persona para con Dios.
Cuando se convierte en un diezmista fiel, tiene un compromiso con Dios porque considera que todo lo que tiene en la tierra proviene de Él. Haciendo esto, está en condiciones de reclamar lo que se le prometió:
“Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho el Señor de los ejércitos. “Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice el Señor de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.”, (Malaquías 3:7-10).
El obispo Clodomir Santos dijo: “Abraham fue la primera persona mencionada en la Biblia que devolvió el diezmo. Él tenía conciencia de que la victoria obtenida solo fue posible porque Dios estuvo con él”.
Para tener una relación con Dios es necesario obedecer la Palabra. Las personas que han priorizado a Dios y que son fieles sin importar la situación que estén pasando, han recibido a cambio, las bendiciones que Él proporciona. Haga de Dios el primero en su vida, devuélvale Su parte y Él le mostrará lo que es capaz de hacer.