Cierto día, por la mañana, Francisca estaba haciendo los quehaceres en su casa cuando repentinamente se desmayó. Quedó inconsciente y fue socorrida por los vecinos. En el camino hacia el hospital, sufrió dos paros cardíacos.
Ella se despertó al día siguiente sin saber lo que había sucedido. “No veía absolutamente nada con el ojo derecho y después de seis meses perdí la visión del otro ojo, comencé a depender de otras personas”, cuenta.
Un año después, sufrió un accidente de tránsito. Fue atropellada por una moto, sufrió un traumatismo craneal y varias heridas en el cuerpo. Ella quedó en coma por un mes en el hospital. Su estado era grave, quedó en estado vegetativo. “Después de tres meses de haber estado inconsciente, desperté con muchos dolores de cabeza.
Los médicos les dijeron a mis hijos que yo quedaría con varias secuelas, pero como ya frecuentaba la Iglesia Universal, no desistí, luché, comencé a participar los días martes por mi sanidad, creyendo que iba a ser curada y así sucedió después de varios meses fui curada hoy no tengo secuelas del traumatismo” Concluye.