Hasta cuándo usted va a tolerar una vida con limitaciones físicas y económicas? ¿Cuánto tiempo más usted va a esperar para cambiar su historia?
EL PUEBLO DE ISRAEL ESTABA SIENDO ESCLAVIZADO EN EGIPTO, ELLOS VIVÍAN SIENDO HUMILLADOS, PERO POR QUÉ ESTABA SUCEDIENDO ESO? CUANDO EL PUEBLO ESTABA SIENDO HUMILLADO, ELLOS BUSCARON A DIOS, CLAMARON A ÉL Y DIOS ESCUCHÓ LA VOZ DE SU PUEBLO. DIOS LEVANTÓ A MOISÉS PARA RESCATAR AL PUEBLO DE LA OPRESIÓN Y LOS SACÓ DEL EGIPTO.
Clamor no es lo mismo que una oración, el clamor son gritos de socorro de una persona desesperada que ya no ve la solución de su problema. Es todo lo contrario a la oración, la misma (oración) es una conversación con Dios donde la persona habla con Dios de lo que está sucediendo sin embargo, está dispuesta a esperar para ver la solución del mismo.
En los momentos más difíciles de su vida el pueblo de Israel, clamó a Dios, Lo buscaron y Él les respondió:
“Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.” (Éxodo 2:23-24)
Al leer la historia del pueblo hebreo constatamos que el hecho de que ellos tenían al Dios de Abraham como aliado, no les facilitó las cosas.
“El tiempo que los hijos de Israel vivieron en Egipto fue de cuatrocientos treinta años.” (Éxodo 12:40) Incluso creyendo en Dios, vivieron esclavizados en Egipto durante 400 años. Fueron muchas las barreras que tuvieron que superar y, para cada una de ellas, necesitaron no solo la ayuda de Dios, sino, sobre todo, tomar actitudes de fe, que a los ojos de los que no creen son locura.
Los que vieron al pueblo, cansado del maltrato y de la vida de servidumbre, postrado y clamando a una sola voz al Dios de Israel por el libramiento, sin duda pensaron que habían enloquecido. Pero fue esa indignación la que llamó la atención de Dios y Lo hizo enviar a un libertador.
“Y el Señor dijo: Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he escuchado su clamor a causa de sus capataces, pues estoy consciente de sus sufrimientos. Y he descendido para librarlos de mano de los egipcios, y para sacarlos de aquella tierra a una tierra buena y espaciosa, a una tierra que mana leche y miel” (Éxodo 3:7).
QUIZÁS USTED ESTÁ EN LA IGLESIA HACE MUCHOS AÑOS Y HASTA HUBO UN CAMBIO EN SU VIDA: FUE CURADO, CONQUISTÓ SU CASA PROPIA, SE LIBERÓ DE LOS VICIOS, EN FIN, HUBO UNA MEJORA CONSIDERABLE. PERO, ESO ES TODO LO QUE DIOS HA RESERVADO PARA USTED? NO!
Él quiere darle una nueva identidad para que su vida refleje la grandeza de Dios, sin embargo, para que usted cambie su identidad tiene que tomar una actitud de fe, colocando su vida en Su Altar para Dios pueda hacer realidad aquello que usted tanto anhela.