Cuando una persona tiene una relación íntima con otra es natural que ella quiera ser recordada con prioridad en los acontecimientos, como en un cumpleaños al recibir el primer pedazo de pastel del cumpleaños.
Así como en este ejemplo, estar en primer lugar en diversas situaciones es el deseo de todos. Ser el primero de la fila en un banco lleno de gente le hará ser atendida con más atención. De la misma forma, viajar en avión en la primera clase le permitirá tener más comodidad que en la clase económica.
Así como todos queremos ser recordados en primer lugar, Dios también quiere. Dios no acepta discípulos por la mitad o cristianos que ahora están en Su presencia, o cometen transgresiones que lo entristecen. Por el contrario, Él quiere el corazón de todos por completo, para tener exclusividad.
No es al revés que escribió en el primero de los diez mandamientos:
Yo soy el Señor tu Dios que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de la servidumbre. No tendrás otros dioses delante de mí.
Éxodo, 20.2-3
Analizando la Biblia, vemos la mención de que Él tiene celos de aquellos que adoran a otros dioses, como está escrito en Ezequiel 8.3. En esta ocasión, el Espíritu de Dios muestra al profeta Ezequiel la forma en que el pueblo estaba distante de los caminos de él:
El Espíritu me levantó entre la tierra y el cielo y me llevó a Jerusalén en visiones de Dios, hasta la entrada de la puerta del patio de dentro, que mira hacia el norte, donde estaba colocada la imagen de los celos, que provoca los celos de Dios.
Ezequiel 8.3
El deseo de Dios es ser el centro de atención de sus hijos, como explica el Obispo Renato Cardoso: «Dios quiere ser el único blanco de nuestra fe. Nuestra prioridad. No es difícil entender, pero sí, practicar. A pesar de decir que sí, ¿lo colocamos y tratamos como el primero en nuestras vidas?
Esto quiere decir que los celos de Dios no tienen ninguna relación con los celos que las personas sienten unas de otras. Este tipo de celo humano, que lleva a actitudes descabelladas a causa de un egoísmo, es obra de la carne y no debe formar parte de la vida del cristiano.
Los celos atribuidos a Dios se refieren al celo que Él tiene por su pueblo. Como el Creador de todas las cosas, Él desea que sus criaturas vivan conforme a Su voluntad, para velar por todas y protegerlas.
No hay amor mayor
Cuando pasamos a vivir una relación íntima con Dios, pasamos a ser de Él y Él, nuestro. El amor de Él es tan intenso a punto de revelar sus celos, por medio del Espíritu Santo, como afirma la epístola 4.5 de Santiago:
O suponiendo que en vano afirma la Escritura: ¿Es con celos que por nosotros anhela el Espíritu, que él hizo habitar en nosotros?
Tiago 4.5
Este amor también se revela en la forma en que Él nos trata, como la «niña de sus ojos»:
Porque así dice el Señor de los Ejércitos: Para obtener la gloria, él me envió a las naciones que os despojaron; porque el que toca en ti toca a la niña de Su ojo.
Zacarías, 2.8
Ocurre que de la misma manera que Dios cela y protege a sus hijos amados, Él exige que tengamos el mismo comportamiento ante Él y anhela por una completa fidelidad de nuestra parte. «Dios quiere ser servido con criterio, conforme a lo que está determinado. Él quiere de la manera que le agrada, como sucede con cualquier persona en la vida. ¿O cuando usted va al peluquero dice ‘haga lo que usted encuentre mejor’? ¡No! Usted pide y el barbero hace lo que le pidió «, ejemplificó el Obispo Renato Cardoso.
A causa de estos celos, Dios se entristece cuando practicamos algo que es contrario a su Palabra. «Dios es exigente y práctica Su justicia. Por eso, las cosas no son como la ‘casa de la madre Juana’. Entonces, cuidado con pensamientos como ‘Dios sabe’, ‘Dios entiende’, porque eso no Le agrada. Él rechazará su ofrenda «, aclaró el Obispo.
En cambio, Él sabe recompensar tanto a sus siervos malvados como a los fieles. «Él no es sólo riguroso con los negligentes, sino también generoso con los buenos y fieles. «Sabe agradar, recompensar, porque es justo», ponderó el orador.
Por tanto, valore los celos que Dios tiene de usted. Evalúe actitudes, pensamientos y sentimientos que revelan si Él es realmente su prioridad. «El verdadero siervo busca saber la voluntad de su Señor y sólo obedece. Compruebe si ha servido a Dios como Él quiere ser servido o como usted piensa mejor «, finalizó el Obispo.
Conozca cuál es la voluntad del Señor para su vida, acérquese este miércoles a la Iglesia Universal más cercana a su hogar, a las 19Hs o 7Hs, 10Hs, 15Hs y participe de la Noche de la Salvación.