Era una persona de mal carácter, y buscaba sentirme feliz yendo a fiestas y saliendo con amigos. A los 20 años me casé, mi esposo me empezó a traicionar y todo terminaba en peleas, cuando yo le reclamaba él decía que eso no era verdad.
Nuestra relación se tornó obsoleta, muchas veces nos sentábamos a tomar con amigos y terminábamos golpeándonos, por otro lado él salía con sus amigos y esto me molestaba mucho.
Mi suegra me invitó a la Iglesia Universal, empecé a asistir pero no quería nada con Dios, hasta que me sentí en el fondo del pozo. Fue entonces que me aferré a Dios, y le pedí Su ayuda porque ya no aguantaba más vivir así.
Yo entendí que necesitaba a Dios, y empecé a refugiarme en Él, le pedí perdón por mis errores, perdoné a mi esposo y a todos contra los que tenía algo, consecuentemente recibí el Espíritu de Dios y a partir de entonces soy diferente, tengo una paz inexplicable, nada me desequilibra, me volví otra persona, más segura, definida, consecuentemente mi matrimonio fue restaurado, mi esposo es fiel a mí, tenemos una familia maravillosa y luchamos juntos por los mismo objetivos.
Sra. Lady Salazar