Domingo de concentración de fe y milagros “Respondió Jesús y le dijo: Cualquiera que bebiere de esta agua, volverá a tener sed; mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.” (Juan 4:13-14)
Las personas están siempre buscando saciar la sed del alma. El dinero nos da acceso a todo el confort que el mundo ofrece, pero no puede saciar la sed del alma; ni con todo el dinero del mundo se puede comprar la Paz para el alma. El dinero es el agua de este mundo, con la cual las personas buscan saciar la sed del alma.
Jesús nos ofrece un agua que sacia nuestra sed por toda la eternidad, y no sólo eso, ya que Él quiere que seamos una fuente de agua viva. Cuando alguien recibe el Espíritu Santo, esta persona se torna la más feliz de este mundo, pues ella se convierte en una fuente de agua viva.