Todo el mundo ya conoció o conoce a un hombre que quiere parar de beber, pero él sigue frecuentando la casa de los amigos que beben casi todo el día.
Quiere cuidar mejor de su salud, pero vive encontrándose con los amigos en la pizzería o en parrilladas. Quiere librarse de la pornografía, pero permanece en grupos de whatsapp en los cuales, los amigos viven publicando ese tipo de contenido en videos, gifs y fotos, muchas veces de “chistes”. O el que quiere ser el a la esposa, pero vive conversando con el “galán” que le cuenta las ventajas de ser soltero o de ser infiel, o peor aún, frecuenta con él, lugares que incentivan a esa práctica.
Existen muchos otros ejemplos y todos nos dejan claro que es imposible encontrar amigos que influyan positivamente en lugares contaminados.
Nadie está sugiriéndole que se sienta superior por buscar tener una conducta de hombre serio, de alguien el a su fe y a su Dios, ni recomendando que usted no tenga amigos. Pero para cambiar de vida es necesario cambiar de amigos también. La influencia de quien está a nuestro alrededor, determina gran parte del comportamiento de cualquiera de nosotros.
El gran “Dime con quién andas y te diré quien eres” a pesar de parecer preconceptuoso, tiene su razón y funciona tanto para quien influencia, como para quien es influenciado.