Muchos dicen no tener fe para obedecer, sin embargo, tienen fe (coraje) para desobedecer. No tienen fe (coraje) para hacer lo que es correcto, pero tiene fe (coraje) para hacer lo que es incorrecto.
Conociendo bien a la criatura humana, el Altísimo, de forma justa y perfecta, ha colocado la bendición o la maldición en las manos de cada uno. Y cada uno tiene el poder de escoger el bien y el mal, sin depender de nadie, justamente para no tener cómo colocar la culpa de sus males en otros.
Aun siendo fruto de un estupro, crecido en un hogar infernal, aun así, en la edad adulta, la persona tiene consciencia de lo que es correcto o incorrecto, justo o injusto. En ese caso, ella, y solamente ella, puede optar por la bendición o la maldición.
El camino de la bendición es el camino de la justicia, de lo que es correcto, de la disciplina de Dios. Es un camino difícil y penoso porque contraría a la mayoría de este mundo. El Señor Jesús enseñó y ordenó:
Entrad por la puerta estrecha (…) Porque estrecha es la puerta y angosta la senda que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7:13-14
Pero el camino incorrecto es el más fácil. No hay sacrificios de la voluntad personal. Dinero fácil, vida fácil, todo es muy fácil. Pero el Señor también alerta:
…porque ancha es la puerta y amplia es la senda que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. Mateo 7:13
Es muy importante notar, especialmente, dos palabras del Señor: pocos y muchos. Quiere decir, mientras que pocos escogen el camino penoso, el camino del sacrificio para vivir en la disciplina de la Palabra de Dios (la bendición), muchos no renuncian a las facilidades que el infierno pone a su disposición (maldición).
Préstele atención a esta pregunta y responda: ¿Usted ha sido valiente (fe) para obedecer a la Palabra de Dios y cobarde (miedo, duda) para seguir desobedeciendo a los deseos del corazón o ha sido cobarde (miedo, duda) para obedecer a la Palabra de Dios y valiente (fe) para seguir los deseos del corazón?
Los sinceros siempre encuentran lugar para el arrepentimiento y la salvación.