Me sentía inferior a las demás personas y no le encontraba sentido a mi vida, todo eso creó en mí un vacío, miedo e inseguridad, no podía dormir por la noches, ya que sentía una presencia extraña y el miedo me controlaba por completo, caí en depresión y estuve sumergido en ella por 10 años, en busca de la felicidad me envolví con mujeres, centros de brujería, alcohol, cigarro y pornografía, pero todo era una emoción momentánea, porque al final del día el vacío y la tristeza regresaban.
Fue así que llegué la Iglesia Universal, empecé a participar de las reuniones de liberación y, por la fe, fui libre de la depresión, de los vicios. Hoy tengo paz y me siento una persona segura, Dios transformó mi vida por completo.