El ser humano hace planes de acuerdo con el calendario natural, que pasa un día a la vez. Por ejemplo, cuando la persona marca una reunión de aquí a un mes, la misma deberá esperar que los 30 días pasen para poder entonces ir al encuentro marcado. O cuando llama para pedir algún tipo de atención y recibe la respuesta de que solo podrá ser atendida dentro de 3 meses, nuevamente deberá esperar que transcurra todo el tiempo determinado. Ese es el calendario humano, por lo tanto, natural.
Sin embargo, existe el calendario de Dios, que no es natural, y cuyos días pasan de forma diferente, como dicen las Sagradas Escrituras:
Pero, amados, no ignoréis esto: que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día 2 Pedro 3:8
Eso explica la Fe sacrificial que vivimos en la Hoguera Santa. Aquel que cree sube al Altar, *un día* determinado, entrega toda su vida, se vacía. Humanamente hablando, la persona disminuye, pero después de ese día comienza a crecer en todo. Vemos eso en los testimonios, aquel que hace poco tiempo tenía una vida completamente destruida, hoy ya está totalmente transformado, desde lo espiritual, en el matrimonio, económicamente, todo transformado. Por eso los incrédulos dicen que es mentira, pues por el calendario natural sería imposible tanta transformación en tan poco tiempo.
El más pequeño llegará a ser un millar, y el más insignificante una nación poderosa. Yo, el SEÑOR, a su tiempo lo apresuraré.
Isaías 60:22
El menor es el mínimo: Aquellos que se disminuyen en el Altar cuando sacrifican.
Cuando la persona va al Altar, pasa a vivir según el calendario de Dios. De esa manera los días valen más que mil, como dice la Biblia:
Porque mejor es un día en Tus atrios que mil… Salmos 84:10
La Hoguera Santa es para eso, para una decisión.
¿Usted quiere continuar viviendo en el calendario natural o va a vivir en el calendario de Dios?