La Biblia nos cuenta que Dios envió a Elías a un lugar inhóspito llamado Sarepta.
“Vino después a él la palabra del Señor, diciendo: Levántate, ve a Sarepta, que pertenece a Sidón, y quédate allí; he aquí, yo he mandado a una viuda de allí que te sustente. Él se levantó y fue a Sarepta. Cuando llegó a la entrada de la ciudad, he aquí, allí estaba una viuda recogiendo leña, y la llamó y le dijo: Te ruego que me consigas un poco de agua en un vaso para que yo beba. Cuando ella iba a conseguirla, la llamó y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano. Pero ella respondió: Vive el Señor tu Dios, que no tengo pan, sólo tengo un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija y estoy recogiendo unos trozos de leña para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, para que comamos y muramos.” (1 Reyes 17:8-12)
Usted quizás piense: “¡pobre mujer no tenía ni para comer y aún así el profeta del Señor le estaba pidiendo un bocado de comida!”.
Pero en lugar de verlo desde esa perspectiva medite conmigo y vea como ella ha estado viviendo hasta el momento.
Primero, su marido muere dejándola en la total miseria, luego tiene que arreglárselas para tener que buscar cómo sustentar a su hijo y para colmó lo único que tenía en su despensa era un puñado de harina y un poco de aceite.
Su vida en lugar de mejorar, empeoraba y por eso ella consideraba que la mejor solución era esperar la muerte.
Pero cuando el hombre de Dios le pidió justamente ese poco, ella no dudó y con corazón humilde dio su todo. “Entonces ella fue e hizo conforme a la palabra de Elías” (1 Reyes 17:15)
La Hoguera Santa es una campaña de Sacrificio en donde aquellos que desean salir de la situación en la que se encuentran (problemas familiares, espirituales, económicos, sentimentales y físicos), pueden lograrlo a través de su todo.
Si usted se dice: “pero yo no puedo sacrificar, no tengo cómo, soy muy pobre”, déjeme decirle que está equivocado (angel), todos podemos Sacrificar para Dios.
Más adelante sobre la viuda de Sarepta se nos dice que su vida dio un giro inesperado y de repente su hijo murió, “…y sucedió que después de estas cosas, se enfermó el hijo de la mujer dueña de la casa; y su enfermedad fue tan grave que no quedó aliento en él.” (1 Reyes 17:17); y cuando eso pasó tomó a su hijo muerto y lo llevó delante del hombre de Dios.
Quizás la miseria, su matrimonio destruido, sus hijos en los vicios o su enfermedad, representan a ese “hijo muerto”.
Sin embargo, a pesar de lo que había sucedido, ella aún así confió en lo que había dado y sin temor fue y depositó a su hijo en las manos del hombre de Dios.
Cuando usted deja de mirar para los problemas y presta atención a las palabras que el hombre de Dios está diciendo, su vida cambia.
La suerte o la casualidad, no podrán hacer nada por usted, el secreto de ese cambio se mantiene en obedecer y sacrificar lo que Dios le pide.
Al final del capítulo el hijo muerto de la viuda resucitó: “El Señor escuchó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él y revivió.” (1 Reyes 17:22); y Dios está esperando poder hacer lo mismo con su vida.