¿Qué representa el Viernes Santo?
El Viernes Santo es una fecha significativa para todos, porque recuerda el juzgamiento, la pasión, la crucifixión, la muerte y la sepultura de Jesucristo.
Durante todo Su ministerio en la tierra, el Señor Jesús sufrió injusticias, calumnias, rechazo, traición, fue preso, azotado e humillado públicamente, pero fue en el calvario culmino todo Su sufrimiento.
Pero todo esto no Lo venció, pues Él tenía un propósito: como dijo el profeta Isaías: «Él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre Él, y por Su llaga fuimos nosotros curados.», (Isaías 53:5).
En el calvario culmino todo Su sufrimiento, pues tenía como objetivo darnos la oportunidad de colocar un fin a los padecimientos que nos atacan diariamente. La Biblia dice que en aquel mismo día la tierra se estremeció, se rompieron las piedras, los sepulcros se abrieron y los muertos resucitaron. En fin, lo imposible se hizo posible.
Eso muestra que el sacrificio hecho por Él en aquella cruz nos da el derecho, por medio de la fe, a una vida de calidad, de paz y armonía. Allí en el calvario, el Señor Jesús no fue derrotado, al contrario, Él venció al diablo y a todo el infierno, colocando un fin al calvario de cada persona, librándola de todos los males.
Así, aquel que cree, de hecho y de verdad en Él, jamás aceptará una vida de esclavitud y sufrimiento, pues Él ya pagó el precio en nuestro lugar.
Nuestra vida era un calvario
A causa de muchos problemas decidí separarme. Con el paso del tiempo descubrí que fui víctima de un trabajo de brujería para que no pudiera ser feliz y todo me vaya mal.
De un momento a otro empecé a padecer de constantes dolores de cabeza, me volví una persona nerviosa. Mi situación económica no me permitía solventar los gastos básicos del hogar.
Mis hijos estaban enfermos, uno de ellos tenía problemas en los pulmones y los médicos no le daban ninguna mejoría.
Me volví a hacer de compromiso, pero la felicidad duró poco, empezamos a tener discusiones. Mi vida era un Calvario a diario, no era feliz ni tenía paz.
Cuando llegué a la Iglesia Universal, sólo el ambiente de fe en aquel lugar me dio la certeza de que todo iba a cambiar.
En este momento resurgió una esperanza dentro de mí de que la felicidad sí existe.
A través de la fe que aprendí a usar y perseverando en las cadenas de oración mis hijos fueron curados, mi matrimonio fue restaurado; la transformación fue completa, primero en nuestro interior y después en todo lo que nos rodeaba.
El calvario de una vida infeliz tuvo fin.
La paz, salud, respeto y la unión ahora reinan en nuestro hogar, cuando decidimos junto a mi esposo poner en práctica la fe, a través de la que conquistamos nuestra casa propia y estabilidad económica. Hoy tenemos una vida completa y realizada, gracias al Señor Jesús. Merly y Alejandro
Por eso este Viernes Santo estaremos clamando para el fin de su calvario, en la Av. de Las Américas y en todas las Iglesias Universal del país. Verifique las direcciones aquí.