¡Querida señora Vivi, buen día!
Ayer, cuando usted hizo la primera pregunta en la reunión, me vino enseguida la respuesta a mi mente: MI DOLOR HA SIDO MI INJUSTICIA PARA CON MI DIOS, MI INGRATITUD, MI PECADO, MI TERQUEDAD, MI EGOÍSMO… Y si continúo escribiendo, creo que no entrará de tan grande que es esta lista.
Lo que he vivido últimamente es esto. Yo sabía, tenía muchas reservas, y por dentro gritaba porque sabía que estaba desagradando a Dios siendo así.
Fue cuando cierto día me desahogué a los pies de mi Dios y supliqué por Su perdón. Dije: “¡Mi Dios, esta soy yo, y no quiero ser más así! ¡Perdóname, ayúdame!” Me sentí una CLOACA HUMANA. Descubrí que ERA todo eso que escribí antes. Mi Dios, ¡qué vergüenza! Sentí el dolor en el alma cuando vi cuán mezquina fui, cuán egoísta, cuánto desagradé a mi Dios, AQUEL que me dio TODO, aun siendo pecadora.
Dios me mostró que daba, pero siempre quería algo a cambio. Por ejemplo, me quedaba a la espera de que alguien me llamase antes, solo después devolvía a llamar; que una amiga me enviase un SMS, y solo después respondía; que las esposas se me acercaran, pero yo no me les acercaba… Todo eso era egoísmo, orgullo.
Dios me habló bien claro: “¡Imagínate si Yo fuese a esperar a que Me ames primero, para después dar a Mi Hijo por ti!” Lloré al ver mi pecado, mi error. Pedí perdón y odié a mis sentimientos, a mis manías, a mi manera de ser, todo lo que pensaba que era lo correcto, todo lo que practicaba.
No sé si recuerda una vez en la que hablé con usted justificándome sobre mi manera de ser, así alejada, distante… Porque usted me dijo: “Usted no me llama…”, y le dije que, incluso amándola, mi manera de ser era así…
Como dije, MI MANERA DE SER. No es la MANERA EN QUE DIOS QUIERE QUE YO SEA. Y Dios me mostró que la manera de ser que yo pensaba que era la correcta, no lo era.
Recuerdo que incluso tuve pensamientos incorrectos, negativos, cuando veía a las demás personas cerca. Por no ser yo así, creía, pensaba, que eran aduladoras. Disculpe la expresión, pero esta ERA Ana.
Sabe, señora Vivi, escribo con lágrimas en el rostro solo de pensar cuánto fallé. Tardé mucho tiempo hasta descubrir todo eso, pero al mismo tiempo estoy MUY FELIZ, porque no tengo nada que me acuse, que me retraiga. Estoy sin reservas, me siento LIBRE y LIMPIA.
Besos con cariño.
Ana Menezes
Quizás usted esté en la misma situación relatada anteriormente, y desee ardientemente cambiar. O, quién sabe, ha cometido tantos errores, pero quiere arreglarse con urgencia con el Dios Altísimo.
En la Noche de la Salvación de este miércoles, tendrá la oportunidad de transformar su vida, sus pensamientos y sus conceptos por completo. No importa su condición, ¡deje su egoísmo de lado, sus intereses personales, y venga determinado, con sed exclusiva de cambio!