Jesús nos dice: “el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes que tomando sus lámparas, salieron a recibir al esposo.” Mateo 25:1.
El número diez representa la totalidad, por ejemplo, los mandamientos son diez, quiere decir, es el número de mandamientos perfectos para que las personas vivan en disciplina; en el caso las diez vírgenes representan a todas las personas que dicen ser cristianas, que van a la iglesia o que dicen ser de Dios.
En el pasaje bíblico Jesús explica, que cinco de esas vírgenes eran prudentes, y ellas representan a aquellas personas que piensan antes de tomar una decisión; estas cinco prudentes llevaban consigo lámparas y también aceite para poder mantenerlas encendidas; pero las otras cinco eran insensatas, ellas apenas llevaron las lámparas pero no el aceite.
Trayéndolo para los días actuales, esto es lo que está sucediendo con muchas personas, que apenas se preocupan con su exterior, con las cosas de este mundo, se preparan físicamente, van al gimnasio, se hacen cirugías plásticas, se maquillan el rostro, siempre están buscando mantener la lámpara que es el cuerpo agradable, pero se olvidan de lo más importante, del interior, porque sin el fuego la lámpara no sirve para nada, y este fuego es el Espíritu de Dios, y sin Él, la vida de la persona es una ruina.
Nuestro cuerpo tiene que ser templo del Espíritu Santo, pero si no lo respetamos, si lo usamos de manera indebida, si el comportamiento no es agradable a los ojos Dios, Él no podrá manifestarse en su vida, Dios no podrá honrarle.
Jesús dice: “Si alguno me sirviere, mi Padre le honrará.” Juan 12:26.
Quiere decir, Dios sólo puede honrar dando Su Espíritu a aquellos que lo sirven con integridad, con una vida totalmente entregada, sin hipocresía.
Nunca se olvide que somos nosotros los que necesitamos de Dios, no es Él quien necesita de nosotros.
Él dijo: “porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.” 1 Samuel 2:30.
Si usted Lo desprecia, será despreciado.
En Mateo 25:11-12 se relata que las 5 vírgenes insensatas gritaron: “¡Señor, señor, ábrenos! Mas él, respondiendo, dijo: De cierto os digo, que no os conozco”, quiere decir que ellas fueron despreciadas (o rechazadas).
Esto muestra que Dios es Justo por encima de todas las cosas, por eso, su vida depende de lo que usted da en el Altar.
Él nos da las condiciones para que nosotros Le honremos, Le temamos, Le obedezcamos y ÉL nos da libre albedrío para escoger.
Cada uno es bendecido y honrado por el tipo de ofrenda que presenta, por la dedicación y entrega en el Altar.
De la forma en que damos, es la misma forma en que recibimos.