Cierta vez (Mateo 16) algunos religiosos pidieron al Señor Jesús que les mostrase una señal del cielo, algo así como… ¡queremos ver si en realidad eres quien dices ser! ¿Ya oyó eso alguna vez? Yo ya, muchas y muchas veces…
Nuestro Señor lidiaba con eso muy a menudo y como siempre, sin salir del espíritu, habló lo que tenía ser dicho…
“Al caer la tarde decís: “Hará buen tiempo, porque el cielo está rojizo.” Y por la mañana: “Hoy habrá tempestad, porque el cielo está rojizo y amenazador.” ¿Sabéis discernir el aspecto del cielo, pero no podéis discernir las señales de los tiempos? Una generación perversa y adúltera busca señal, y no se le dará señal, sino la señal de Jonás.” (Mateo 16.2-4)
¡Imagínese la cara de esos religiosos! Como mínimo, ellos se quedaron estupefactos. Después Se alejó de ellos, Él dijo a sus discípulos:
“Estad atentos y guardaos de la levadura de los fariseos y saduceos” (Mateo 16.5)
Quién cocina sabe que levadura es un ingrediente que sólo sirve para dar una apariencia mejor a algún alimento, o sea, un ingrediente que esconde la realidad kkkk…
El Señor Jesús vio que aquellos hombres querían sembrar duda en la mente de los que estaban presentes, para que ellos dejaran de usar la fe y dudaran de lo que el Señor estaba allí haciendo, por eso alertó a los discípulos: cuidado con esas frases de doble sentido, esos interrogantes, esas dudas de los religiosos.
Si usted no vigila, esas dudas, interrogantes… van a entrar tambien en usted y, como levadura, van a crecer en su interior y lo peor, van a llevarla a ocultar su verdadera realidad, como un bueno fariseo.
Muchas personas pierden la fe justamente por causa de eso. Comenzaron bien, pero por haber escuchado ese tipo de “revelaciones” y ciertos “videos”, se dejaron fermentar y ahí está… hoy están por ahí, llenas de dudas, con una enorme dificultad de hacer lo que anteriormente fue tan bueno para ellas…
Seleccione lo que usted va a oír y pensar. Pare de escuchar a quién no quiere ayudarte y comience a escuchar a Aquel que no sólo quiere, sino que puede.
En la fe y el Escondrijo del Altísimo.