¿Usted ya se dio cuenta que una de las mayores puniciones a un encarcelado es confinarlo en una celda solitaria?
Nos gusta y necesitamos interactuar con los demás. Pero nada impone más disgustos que los relacionamientos, pues tenemos tantos defectos que nos perjudican a nosotros mismos y también a los demás.
Entre esos defectos hay uno que hace la convivencia muy difícil en cualquier ambiente: el chisme.
Chismear es hablar de otras personas sin el total conocimiento de ellas y de los hechos; es entrometerse en la vida ajena; es sacar ventajas de la confianza depositada de alguien que relata algo personal en búsqueda de ayuda etc.
Normalmente los ambientes de trabajo son los lugares donde más los chismes se proliferan. Usted ya debe haber escuchado la famosa expresión “radio funcionario” o “radio pasillo”, dicha cuando los comentarios ganan fuerza.
Hoy la tecnología hace que el chisme atraviese fronteras rápidamente y gane millones de oyentes.
Algunos, con el supuesto argumento de prestar un servicio valioso, comentan con otros todo lo que escuchan. Son historias narradas de acuerdo a la convivencia, y, a veces, maliciosamente distorsionadas. Difícilmente “quien cuenta un cuento no aumenta un punto”.
Múltiples intereses impregnan la lengua y el oído agudo del chismoso.
Sin embargo, hay una línea muy fina que separa lo que es un chisme y lo que es una información. Y, para que usted jamás sea visto como alguien cuya boca expulsa veneno, solo hable cosas correctas, presenciadas por usted, que tenga el real conocimiento del contexto.
Mientras el chisme no tiene ninguna utilidad, roba tiempo y destruye reputaciones, las informaciones son importantes. Ellas cooperan y protegen una empresa, la familia o amistad, y quien la tiene no debe evitar hablar.
Pero, al hablar, narre los hechos de forma pura, sin interpretaciones personales o juicio alguno. No manipule quien está escuchando con su opinión, sino se entenderá que su interés no es ayudar.
Vale resaltar lo peligroso que son los comentarios del tipo: “Escuché hablar …”; “Me contaron que…”; “Supe que…” etc.
Personas que hacen eso pueden hasta beneficiarse por algún tiempo, pero, tarde o temprano, van a caer en el descrédito por la falta de seriedad.
No podemos “tener” los oídos atentos a especulaciones y, mucho menos, la boca calumniosa.
En su opinión ¿cuál es la mejor manera de reaccionar al escuchar un chisme?