Abraham le pregunta a Dios si Él destruiría la ciudad habiendo en ella cincuenta personas justas, o menos. Independientemente del número de justos, Dios dijo que preservaría la ciudad por amor a ellos.
Y se apartaron de allí los hombres y fueron hacia Sodoma, mientras Abraham estaba todavía de pie delante del Señor. Y Abraham se acercó, y dijo: ¿En verdad destruirás al justo junto con el impío? Tal vez haya cincuenta justos dentro de la ciudad; ¿en verdad la destruirás y no perdonarás el lugar por amor a los cincuenta justos que hay en ella? Lejos de Ti hacer tal cosa: matar al justo con el impío, de modo que el justo y el impío sean tratados de la misma manera. ¡Lejos de Ti! El Juez de toda la tierra, ¿no hará justicia? Génesis 18:22-25
Aquí queda claro que Abraham interrogó a Dios, recordándole Su Justicia ante los justos. Podemos ver también a Abraham recordándole a Dios, en otras palabras, acerca de la diferencia que debe haber entre el justo y el impío, prometida por Él.
Sin embargo, me gustaría enfatizar sobre el versículo 25 nuevamente, donde dice:
“Lejos de Ti hacer tal cosa: matar al justo con el impío, de modo que el justo y el impío sean tratados de la misma manera. ¡Lejos de Ti! El Juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?”
Cada estado y país posee su juez responsable, como por ejemplo, Brasil, Inglaterra, etc. Pero, si el juez de Inglaterra fuera a los Estados Unidos, no podría llegar y juzgar una causa. Lo mismo sucedería si un juez de Estados Unidos fuese a África. Allá él tampoco tendrá poder para juzgar ninguna causa.
Pero Dios no. Abraham dijo: “El Juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?”¡Dios es el Juez de TODA la Tierra!
Yo pregunto: ¿usted cree que Dios pierde Su poder de un estado a otro, o de un país a otro? Yo le respondo: ¡No! Porque Él es el Único Juez de toda la Tierra.
Es Ese Juez el que estará en el Altar el 17 de septiembre, y Él no va a permitir que usted sea destruido.
Ese Juez fue el mismo que dijo:
Aunque caigan mil a tu lado y diez mil a tu diestra (injustos), a ti no se acercará. Salmos 91:7
Por eso Abraham tuvo una fe petulante, osada, aguerrida y despojada, para indagar a Dios acerca del libramiento de los justos, fuesen ellos cincuenta, cuarenta, treinta, veinte o incluso un justo solamente.
¡Usted que vive esa fe, mi amigo, mi amiga, es este(a) justo(a)!
Usted no puede ser encontrado juntamente con los enfermos; usted no debe estar en la fila del desempleo; en la fila de los desamparados; usted no puede ser contado con los perturbados; en la fila de los divorciados; usted no puede estar en la fila de una cárcel esperando para ser revisada(o) para entrar a ver a su hijo(a) que está preso (a); en la fila de los necesitados que están en la dependencia de la caridad de otras personas…
¿Y por qué usted no puede ser hallado en esas situaciones? Yo repito: porque usted es este justo a quien Dios dijo que libraría.
Así como en ese pasaje Dios dijo que no dejaría que los justos fuesen destruidos, yo le digo a usted: Dios, por amor a usted, no dejará que usted sea destruido en medio de las personas que están perdiéndolo todo en la vida. Él no dejará que usted sea destruido y se vaya al infierno con los incrédulos. Su lugar es en el cielo. No es justo que usted siga a Jesús y se vaya el infierno.
Entonces, esta Campaña de la Justicia es para TODAS las áreas de su vida.
Y mi pregunta es: “El Juez de TODA la Tierra, ¿no hará justicia?”
Él va a descender. ¿Adónde descenderá Él? ¡En el Altar!