A principios de mayo, comencé con un dolor de garganta severo y ya me había dado cuenta de que no era algo normal. Mi salud se fue deteriorando por lo que fui hospitalizado unos días después de descubrir que tenía covid-19. Empeoraba día a día. Fueron 31 días de internación, 23 en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI).
Esos días fueron una prueba de confianza y fe, ya que mi vida estaba en juego. Los médicos dijeron que mi condición era muy grave, que mi pulmón estaba comprometido en un 90%. Tenía mucha dificultad para respirar y cada día se hacía más difícil.
Mi esposa empezó a participar de las cadenas de sanidad los días martes e hizo un voto con Dios, en favor de mi salud.
Después de unos días el milagro aconteció; empecé a mostrar mejoras y con cada día que pasaba mi cuadro evolucionaba de forma satisfactoria. A los 31 días volví a casa y hasta el médico se sorprendió de mi recuperación.
Hoy he recuperado mi salud. Soy un milagro de Dios. Incluso el médico, sorprendido, dijo que en mí había nacido un nuevo pulmón.
•• Sr. Jackson, junto a su familia