Confíe en Dios, Él sabe lo que hace. Confíe en él y encontrará la verdadera felicidad.
Somos concebidos, nacemos, crecemos y aprendemos a vivir. Así es como funciona la vida. El tiempo funciona para nuestro beneficio propio, pero no todo el mundo piensa lo mismo.
Todos los días seguimos una rutina. Nos despertamos, nos preparamos y nos dirigimos al trabajo y volvemos a hacer lo mismo al día siguiente. Así corre el tiempo a nuestro alrededor.
A veces, sentimos que el tiempo vuela fuera de control o se nos escapa de las manos. Es como ese viejo dicho: «El tiempo es oro», lo que significa que el tiempo es demasiado valioso para que lo desperdiciemos.
Este es el miedo que mucha gente tiene hoy en día. El miedo a estar solo y morir solo.
Además, esta es la razón por la que muchas personas se apresuran a entablar una relación, se casan, comienzan a tener hijos y la lista sigue y sigue. Ahora, todo está muy claro, por qué los índices de divorcios se están disparando.
Vivir de esta manera puede causar varios problemas en todos los ámbitos de la vida. Por esta razón, la Terapia del Amor, nos enseña a colocar a Dios como nuestra base en cada decisión que tomamos.
Es muy importante conar en el tiempo de Dios. Él jamás se equivocará. Por lo tanto, amigo lector, confíe en Dios, Él sabe lo que hace. Confíe en Él y encontrará la verdadera felicidad.
ME GUIÉ POR EL CORAZÓN Y OBTUVE MALOS RESULTADOS
pero sané después de participar en la Terapia del Amor, alcancé la felicidad en el amor.
«Siempre fui insegura en relación a mi apariencia, pero cuando conocí a Dios,
todo cambió. Sin embargo, después de dos años de servir a Dios, escuché la voz de mi corazón y entré en una relación que sólo terminó en frustración y desilusión.
No actué con fe inteligente, lo que tuvo graves consecuencias; me involucré demasiado con una persona hasta el punto de vivir para ella. Al asistir a las conferencias de Terapia del Amor, entendí lo que debía hacer. Primero necesitaba cambiar internamente; luego comencé a valorar mi vida amorosa. Después de unos años, conocí a Vinicio, quien también buscaba aprender a tomar la decisión correcta en su vida amorosa. Fue a través de mis sacricios y los de él que el Altar nos abrió puertas que nunca imaginamos. Hoy tenemos una relación maravillosa, siempre oramos juntos, buscamos la dirección de Dios.»
•• Bruna Rodrigues junto a su esposo