Hay relaciones que salen mal hoy en día debido a las malas experiencias que han sucedido en el pasado.
Algunas personas están haciendo comparaciones con malas relaciones anteriores.
Además hay personas que piensan que las experiencias pasadas, incluso las negativas, aún deben considerarse en el presente. Por el contrario el mal equipaje del pasado debe dejarse atrás, porque siempre tenemos algo nuevo que aprender.
Es importante recordar que lo que quedó en el pasado ya no existe. Por lo tanto, ser martirizado por dentro sólo lastimará a la pareja.
Si una persona todavía no está segura del final de una relación, es prudente que no empiece otra para olvidar el pasado. A menudo es necesario pasar por el «luto» del término, tomar tiempo, una pausa, vaciar todo lo que haya pasado.
Pero si, en cambio, las personas pasan por encima de los pasos, terminan tomando acciones intrascendentes y, de esa manera, se lastiman a sí mismos.
Por eso en las conferencias especiales, que son impartidas en la Terapia del Amor todos los jueves en el Templo de la Fe, ubicado en la Av. de Las Américas 305 al norte de Guayaquil o en la Iglesia Universal más cercana a su hogar, podrá aprender cómo llevar a cabo la reconstrucción de su vida amorosa.
En esta reunión le enseñaremos a usar la fe y a conseguir la disposición necesaria, para restaurar su interior, reconstruir su autoestima, recuperar su amor propio y transformar su relación.
Sólo necesita creer que lo, aparentemente, imposible va a suceder en su matrimonio. ¡Le esperamos, no falte!.
Pensaba que las experiencias del pasado servirían para mantener la relación
“Pensamos que sabíamos todo, porque ambos proveníamos de matrimonios anteriores y creimos tener la fórmula exacta para que la relación funcionara. Hubo mucha división en las opiniones, estábamos luchando para cambiar al otro.”, indica Elizabeth.
Elizabeth y Renán comenzaron a participar de la Terapia del amor y se dieron cuenta de que ambos necesitaban valorarse mutuamente, especialmente escuchando lo que tenían que decir sobre la relación.
Con esto entendieron que el diálogo es fundamental en la relación y hablar sobre los sentimientos sin ser ofensivo. De esta manera eliminaron la inseguridad, fortalecieron la confianza y la relación evolucionó.
«Hoy podemos hablar de cualquier tema, nos entendemos, hay complicidad entre nosotros y las ofensas, las agresiones, el desprecio han sido eliminados», agregó Renán.
Elizabeth aprendió la lección: «La única persona que podemos cambiar somos nosotros mismos. Como dice la Palabra de Dios, «necesitamos perseverar». Cuando entendemos esto, le agregamos obediencia a Dios y practicamos día tras día. Si la persona está verdaderamente dispuesta, no hay como no haber transformación «.