El perdón es un acto de fe y amor, que nos permite llegar a Dios.
¿Cuál es el secreto del perdón? Éste exige fe. Cuando usted expresa su fe, aún no mereciendo nada, Dios le concede el perdón olvidando su pasado para siempre; renovándolo para que se mantenga en la fe hasta el final.
Jesús es el mismo del pasado, así como antes no juzgó a nadie por los pecados cometidos, en los días de hoy, de la misma forma, ¡Él le perdona!
Muchas personas viven llevando dentro de sí un sentimiento de tristeza, de resentimiento, cargan la culpa de sus errores, de sus pecados y no se perdonan, porque no conocen el perdón que Jesús les ofrece.
No importa lo que usted hizo, ni su edad, aunque haya sido la peor persona de este mundo, ¡no importa! ¡Usted puede recibir el perdón de Dios!
¡El secreto para recibir ese perdón es la fe!
¡Porque la fe nos lleva a pedir perdón y también a perdonar! Cuando usted toma una actitud, hace algo diferente y llama la atención de Dios, usted está manifestando la fe, la cual le traerá el tan anhelado perdón
La fe que agrada a Dios, no es la fe que siente, pero sí la fe que obedece. Tenemos el ejemplo de los dos hijos:
“Pero ¿qué os parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero, le dijo: Hijo, ve hoy a trabajar en mi viña. Respondiendo él, dijo: No quiero; pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro, le dijo de la misma manera; y respondiendo él, dijo: Sí, señor, voy. Y no fue. ¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre? Dijeron ellos: El primero. Jesús les dijo: De cierto os digo, que los publicanos y las rameras van delante de vosotros al reino de Dios. Porque vino a vosotros Juan en camino de justicia, y no le creísteis; pero los publicanos y las rameras le creyeron; y vosotros, viendo esto, no os arrepentisteis después para creerle.” (Mateo 21:28-32)
Lo que importa para Dios es la obediencia, las actitudes de fe, la cual nos torna fieles delante de Dios.
Es como dice el Apóstol Pablo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.” (2 Timoteo 4:7)