“Hijo mío, no te olvides de mi ley, Y tu corazón guarde mis mandamientos; Porque largura de días y años de vida Y paz te aumentarán”. Proverbios 3: 1-2
¿A quién le gustaría llegar a vivir muchos años? A todos, pero ¿a quién le gustaría vivir esos largos años con enfermedades, sin paz en la familia, viviendo en la miseria?
Tener años de vida no siempre es bueno para muchos, pues hay personas de edad avanzada que están gimiendo encima de una cama a causa de dolores y enfermedades, por otro lado, existen personas de noventa años o más que gozan de buena salud. Vivir una vida larga con paz, es realmente bueno, pero vivir una vida larga llena de problemas, es un infierno.
No es tener una Biblia olvidada en un cajón de la casa lo que garantizará una vida con paz, ella debe estar guardada en su mente y en su corazón, siendo colocada en práctica en su día a día.
Por ejemplo: perdonar a quien le ofendió, ser el en los diezmos, ser el a su esposa(o), no robar, no mentir, entre muchas cosas, es cumplir la Palabra Dios.
Muchos tienen una Biblia que no leen, por eso, han vivido sufriendo por diversos motivos en las distintas áreas de sus vidas, teniendo que enfrentar: pleitos, desacuerdos, malos entendidos, violencia, muertes prematuras, enfermedades, miseria, etc.
El secreto de la longevidad en paz, es guardar la Palabra de Dios, justamente porque Él es el Único que puede darle una vida con paz interior, salud, unión familiar, estabilidad económica y equilibrio emocional.
Me sentía destinado al fracaso
«Me gustaba el alcohol, las drogas y los juegos de azar. Gastaba todo lo que ganaba en esos vicios, debido a ello todas las áreas de mi vida estaban mal.
Me iba de la casa porque no quería causarle sufrimiento a mi familia y regresaba después de varios días y dormía en la calle. Estaba muy atormentado por malos pensamientos y pesadillas provocadas por las adicciones. No conseguía dormir, tenía la sensación de que “alguien” me quería hacer daño.
Mi papá conoció la Iglesia Universal y empezó a luchar por mí. Él me convenció de ir a la Iglesia. Asistí varias veces, pero no lo tomaba en serio, apenas quería un milagro, sin ningún tipo de compromiso.
El peor momento de mi vida fue cuando me dijeron que tenía principio de cirrosis, no me daban muchas esperanzas. Esa enfermedad era la consecuencia de mis excesos con los vicios.
Cuando no pude levantarme más de la cama, hice un desafío con Dios. Pasé a luchar y al poco tiempo fui curado completamente, luego fui liberado de los vicios. Pasé a obedecer la Palabra de Dios, pues entendí que sólo Él podía cambiar mi historia de fracasos por victorias.
Recibir el Espíritu Santo fue mi mayor conquista, con Él llegó la alegría y paz inexplicable así como una nueva perspectiva de vida. Anteriormente fui electricista, pero comencé a trabajar en una empresa cortando hilachas, luego pasé a confeccionar y fui ascendido a jefe de personal, finalmente renuncié y coloqué mi propio negocio.
Hoy estoy felizmente casado, gracias a Dios todo me va bien, pues aprendí que ejercitar la fe es lo que llama la atención de Dios.”
• • Sr. Vicente Sánchez